¡No Busques La Felicidad!
Mientras que sigamos aferrados a vivir para nuestra propia pecera, nuestro propio mundo, nuestra propia gloria, lo único que un Dios amoroso y soberano puede hacer para nuestro propio bien, es permitir esas circunstancias difíciles en la vida para rendirnos de una manera completa y de corazón a Él. ¡Ahí entendí a través de otra perspectiva el sufrimiento! Él no quiere darnos algo impersonal llamado felicidad, Él quiere darnos su mismísima presencia, en donde al final de todo hayamos plenitud.