Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo… (Devocional)
La belleza del evangelio de Cristo es el gran «a menos que» de la vida. Y mi pregunta para ti hoy es ¿Cómo lo hemos visto en la práctica en nuestra vida?…
La belleza del evangelio de Cristo es el gran «a menos que» de la vida. Y mi pregunta para ti hoy es ¿Cómo lo hemos visto en la práctica en nuestra vida?…
El ser como Cristo es un gran llamado pues nos llena de todo eso que nuestra alma tanto anhela. Es un gran llamado que lleva a una transformación radical en nuestro mundo, individuo por individuo. Finalmente es un privilegio que nos ha sido dado en la misericordia de Dios; en donde conforme Su gloria y Su reino se esparce nuestro mundo, es trastornado de tal manera que se convierte en un mundo mejor.
¡Mira sin miedo al futuro pues Él nos ha llenado de promesas! A la luz de esta verdad, las cosas del mundo palidecen. Sabiendo que nuestra verdadera riqueza es Cristo, dejamos de negociar con Dios para obtener sus bendiciones pues sabemos que si estamos en Cristo ya lo tenemos todo. Aferrémonos a lo que ya nos fue otorgado mientras permanecemos y descansamos en Él.
De principio a fin la salvación es totalmente por gracia y totalmente el regalo de Dios a través de Jesucristo. Cristo no vino al mundo para hacernos salvables, sino para salvarnos; no vino para ponernos en un camino donde de una forma u otra podamos hacer méritos para que Dios nos acepte; sino que vino personalmente para ser el Salvador y para salvar a los pecadores.
Sabemos que el miedo o el temor son dos grandes enemigos del hombre, nos paraliza, nos detiene, la mayoría de las veces el miedo lo sentimos cuando es algo que no conocemos, algo que no dominamos, pero eso no es el temor a Dios.