Por Gerald McDermott
Las encuestas han demostrado que el mayor temor de los estadounidenses, por encima de ir al dentista o de viajar en avión, es el hablar frente a un grupo de personas.
Lo creas o no, muchos predicadores no son libres de este miedo. En realidad, más de lo que pudieran saber sus propias congregaciones, muchos sienten terror en el púlpito.
Estos pastores podrían sentirse consolados al saber que algunas personas famosas en el mundo lucharon con problemas de tartamudez durante toda su vida. Sin embargo, no permitieron que este impedimento los detuviera al hablar en público.
Conocí sobre estos famosos tartamudos porque yo soy un tartamudo. Y también soy un predicador. Por lo que al investigar sobre sus vidas me dio nuevas esperanzas. Algunos de ellos lucharon con un tartamudeo peor que el mío, pero sin embargo lograron grandes cosas.
Incluso, aun si tu problema no es la tartamudez, tú podrías tener una desventaja (limitación, impedimento) que te produce una ansiedad similar. Así que aquí hay cinco lecciones que aprendí de tartamudos famosos.
1. Sé creativo.
Marilyn Monroe trabajó con un entrenador para desarrollar su una manera creativa propia para superar el terror al hablar frente a una cámara. Marilyn tuvo un tartamudeo desde su infancia, pero aprendió en Hollywood a hablar en voz alta, lo que la ayudó a superar palabras difíciles. Resultó en un buen consejo entonces y ahora. El tomar respiraciones profundas e ir despacio, hará que alguien sea un mejor orador.
Debido a que el periodista de televisión John Stossel sabía que no podía hacer lo que los reporteros de los principales noticieros hacían, hacer preguntas en fracciones de segundo, él se lanzó a investigar profundamente relatos sobre cosas de movimiento lento. Este ejercicio se adaptó mejor a su lucha del habla desarrollando así un hablar pausado y al mismo tiempo era más interesante para más personas. Esto lo llevó a una exitosa carrera como un prominente periodista investigativo y autor.
Es posible que no tengas los mismos dones (habilidades, cualidades) que John Piper o Tim Keller. Incluso podrías luchar con impedimentos que ellos no tienen. Pero, sin duda, tienes otros dones que, de igual manera, ellos no tienen, e incluso su impedimento podría ayudarte a desarrollar una forma de hablar que puede mejorar tu predicación. Sé creativo.
2. Practica.
Winston Churchill practicaba sus discursos en la ducha y pasó horas ensayando cada discurso. La práctica repetitiva era su respuesta al terror que experimentó a principios de su carrera cuando perdió el hilo de pensamiento en un discurso del Parlamento. Tenía un complicado conjunto de defectos del habla, uno de los cuales era la tartamudez. Pero la práctica disciplinada lo ayudó a convertirse en uno de los más grandes oradores del mundo.
El antiguo orador y hombre de estado ateniense Demóstenes tenía una voz débil y no podía pronunciar palabras que comenzaran con “r”. Sin embargo, Demóstenes se convirtió en un gran orador a través de la persistencia y determinación. Practicó sus discursos en una cueva, repitió las palabras con el sonido “r” miles de veces, y corrió por las colinas para fortalecer su marcada debilidad. El fortalecer su cuerpo ayudó a Demóstenes a proyectar su voz, lo que era esencial en un mundo sin micrófonos.
Debido a mi propio defecto del habla, he aprendido a trabajar más duro al preparar un sermón. Después de escribir un sermón, ensayo mis palabras al menos cuatro veces durante tres días, y reviso mis notas lentamente, mientras que hago los cambios con un lápiz, antes de que pueda predicar con total confianza.
3. No dejes que el miedo te controle.
Moisés era un tartamudo, pero no dejó que su impedimento le impidiera hacer lo que estaba llamado a hacer. Él se vio obligado a salir de la autocompasión cuando Dios le dijo que guiara a Israel a pesar de su tartamudez (Éxodo 4: 10-17). El siguió luchando con su hablar, pero con valentía guió a su pueblo durante tiempos peligrosos.
El astronauta y senador John Glenn, quien fuera aclamado por su valentía, siempre dijo que su esposa, Annie, tenía más valor. Antes de recibir algún logro, ella tenía un tartamudeo severo. Incluso hoy, aunque todavía se detiene en sus discursos, ella continúa dando charlas. Ella se niega a guardar silencio por miedo.
Muchos predicadores temen adentrarse en las palabras de Pablo a Timoteo en 2 Timoteo 1:7, pero descubren que cuando suben al púlpito, Dios es quien envía fortaleza y unción. Puedo dar fe de ello.
4. Utiliza tu desventaja a tu favor.
El Rey Jorge VI (Discurso del Rey) usó su desventaja para su beneficio. El pueblo de Inglaterra llegó a amarlo y respetarlo porque viajó por Inglaterra durante la guerra simplemente escuchando a la gente, lo que fue más fácil para él debido a su tartamudeo.
Todavía tartamudeaba de vez en cuando, pero esa discapacidad lo obligaba a prestar más atención a la gente. Como resultado, la gente le escuchaba hablar con más simpatía, lo que le ayudó a relajarse un poco más mientras hablaba.
El gran biógrafo Augustino y erudito de la iglesia primitiva Peter Brown es tartamudo. En sus años como estudiante, luchó con su problema de habla frente a la gente, lo que causó que prestara especial atención a estudiantes tímidos que parecieran tener luchas internas. Su propia aflicción le dio un oído atento y corazón afectuoso.
Tú pudieras no tartamudear, pero la mayoría de nosotros tenemos alguna desventaja que podemos utilizar a nuestro favor. Pablo creyó que Dios quería librarlo de su “aguijón en la carne”, pero descubrió que esta debilidad era el camino de Dios para que Pablo experimentara su poder (2 Corintios 12: 7-10). Pídale al Señor que le muestre cómo sus propias limitaciones le han ayudado a usted y dé gracias.
5. No te tomes a ti mismo tan en serio.
El héroe de la Guerra Civil Joshua Chamberlain (el personaje central de la película Gettysburg) intentó no tomarse demasiado en serio. El humor lo ayudó. Cuando una bala atravesó su pelvis, dijo: “¿Qué va a decir mi madre? ¿Su hijo fue disparado en la espalda?” Chamberlain se convirtió en gobernador de Maine, presidente del Bowdoin College y conferencista a pesar de un grave tartamudeo.
El Peligro de obsesionarse consigo mismo
Todos estamos en peligro de auto obsesionarnos con nosotros mismos. Recuerdo en la universidad, haberme quejado con un amigo mayor de cómo la tartamudez me frustraba. Él habló gentilmente, sin embargo, percibí su amonestación: “Gerry, ¿vas a dejar que esto te obsesione? Hay más en la vida que esto “. Me decía que, si decidía concentrarme en mi defecto excluyendo todo lo demás, me estaría perdiendo el gozo de la vida. Y que me estaba dejando consumir por eso.
Tú y yo probablemente no seremos famosos. Pero yo oro para que podamos usar estos consejos para ser predicadores mejores y quizás más humildes. Sé creativo, practica, no permitas que estas cosas te mantengan alejado de lo que Dios te está llamando a hacer. Toma ventaja de tu discapacidad, y entiende que si cometes un error no es el fin del mundo.
Nota del editor de TGC: Este artículo es una adaptación del libro de Gerald McDermott: “Famous Stutterers: Twelve Inspiring People Who Achieved Great Things while Struggling with an Impediment” (Cascade 2016).
Usado con permiso de The Gospel Coalition. Puedes encontrar el artículo original en inglés aqui. Traducido por Carlos López Ginés.
Fotografía por Oscar Keys en Unsplash.