Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios.
Dios nos ha dado grandísimas y preciosas promesas para ser participantes de la naturaleza divina. Esfuérzate, sigue luchando, reconoce lo pobre que eres para amar, no minimices tu pecado, entrégate a su gracia transformadora y esfuérzate en amar a los que están a tu alrededor, porque Jesús, tu tierno y precioso Salvador, es la definición del amor y está transformándote en alguien como Él.