¿Te ha pasado que te olvidas del evangelio, o al menos ya no lo tienes tan presente en tu mente como deberías tenerlo? El corre corre de todos los días combinado con la pérdida gradual de oración son una amalgama peligrosa para la vida cristiana. Uno de los grandes peligros es perder la conciencia de la maravillosa obra de Jesucristo, su humillación, su padecimiento, su muerte y crucifixión, su resurrección y su inminente regreso; perder la conciencia del evangelio puede llevarnos a convertirnos en moralistas, hacemos las cosas bien pero inconscientemente olvidamos involucrar el evangelio, olvidamos que todo lo que hacemos lo hacemos para Su gloria, perder la conciencia del evangelio también puede llevarnos al legalismo, sí te olvidas de la gracia del evangelio vas a sufrir, vas a luchar contra tu pecaminosidad y te encontrarás luchando contigo mismo, olvidarás que la gracia de Dios no te condena, olvidarás que esa gracia te santifica, te perdona y te empuja hacia la perfección, pero es la gracia del evangelio, no tú, ni tus obras, ni tus holocaustos; perder la conciencia del evangelio también puede convertirnos en antinomianos—cristianos sin ley, Jesús fue la plena manifestación de la gracia y la verdad, no abolió la ley sino que la cumplió subiendo el estándar, aún tenemos la responsabilidad de seguir obedeciendo los diez mandamientos, ¿vamos a pecar? Sí, pero hay gracia, ¿tenemos licencia para pecar por medio de la gracia? No, quien crea que sí, se olvidó del evangelio, nuestra rebelión a los mandamientos de Dios llevaron a Jesús a la cruz, debemos odiar lo que llevó al Señor a sufrir esa vergüenza, nuestro pecado.
La oración es el lugar donde principalmente te encuentras con Dios para adorarlo, pero es también el lugar donde tu mente y tu corazón son redirigidos al pensamiento constante acerca de la obra de Cristo, Su evangelio; en la oración, debido a que te encontraste íntimamente con el Autor de la Biblia deseas tener un devocional todos los días, deseas no sólo leer la Escritura sino también estudiarla y profundizarla porque sabes que el Autor se revela a sí mismo en ella y le puedes conocer; debido a que tienes conciencia del evangelio, todo lo que haces donde quiera que lo haces gira alrededor de él; trabajas, estudias, descansas pensando en esa obra maravillosa para ti, pero dolorosa para Jesús, tus actitudes están conscientes del evangelio, muestras misericordia, gracia, perdón, sacrificio, paciencia hacia tu prójimo y hacia tu enemigo, en tus logros y victorias, en tus fracasos y derrotas glorificas a Dios porque tus pensamientos y tu mente observan la Cruz, donde Jesús dio Su vida en rescate por muchos.
¡Bendito evangelio!
Esta reflexión surgió a través de escuchar esta hermosa alabanza.
Sin límite océano de amor y salvación,
Jesús, desde el cielo, nos trajo redención,
Su sangre es preciosa que el derramó por mí,
Y libre es por todos y libre por ti,
Y libre es por todos y libre por mí.//Si me olvido del Getsemaní, tu sufrimiento agudo allí,
Y tu divino amor por mí, Cristo, hazme ver, hazme ver tu cruz.//Me siento yo tentado, mis culpas muchas son,
Me dominan el alma, la arrastran hacia el mal,
Mas sólo en tu sangre, la libertad yo vi,
Y libre es por todos y libre por ti,
Y libre es por todos y libre por mí.//Si me olvido del Getsemaní, tu sufrimiento agudo allí,
Y tu divino amor por mí, Cristo, hazme ver, hazme ver tu cruz.//Ya escucho de mi Cristo la amante y tierna voz,
Aun mi fe aumenta el poderoso Dios,
Al ver la gran corriente de sangre carmesí
Y libre es por todos y libre por ti,
Y libre es por todos y libre por mí.//Si me olvido del Getsemaní, tu sufrimiento agudo allí,
Y tu divino amor por mí, Cristo, hazme ver, hazme ver tu cruz.//