Por Ady Terán
¿Qué significa que Dios sea bueno?
Hay circunstancias en nuestra vida que obstaculizan nuestra visión de quién es Dios, y distorsionan lo que conocemos de Él. Cuando atravesamos una situación difícil, nuestra tentación es pensar que Dios no es bueno; como si fuera 70% justo y 30% bueno, o como si esa cualidad estuviera en conflicto con su ira o su soberanía. ¿Por qué es así? ¿Por qué nos cuesta trabajo creer en su bondad cuando experimentamos dolor? Porque intentamos ajustar a Dios con nuestra definición de lo que es “bueno”, en lugar de aceptar que Él es la definición misma de todo lo bueno y admirable. El problema no es Dios, ni nuestras circunstancias, sino nuestra limitada humanidad.
Quisiera empezar con el tema del sufrimiento, porque a simple vista parecería que cuanto más sufrimos, Dios es menos bueno. Nos cuesta trabajo creer que el mismo Dios que hace salir el sol, que nos mantiene vivos y llena de alegría nuestros días, es el mismo Dios que permite tanta mal- dad y dolor.
El profeta Jeremías experimentó esta aparente ironía.
En Lamentaciones 3:1-3 dice: “Yo soy el que ha visto las aflicciones que provienen de la vara del enojo del Señor. Me llevó a las tinieblas, y dejó fuera toda luz. Volvió su mano contra mí una y otra vez, todo el día.”
Jeremías estaba consciente de que detrás de todo lo que a sus ojos parecía ser lo más horrible, estaba un Dios bueno. Él fue testigo de lo que fue conocida “la catástrofe más horrenda” en aquel tiempo, cuando Jerusalén cayó en manos de los babilonios y fue destruida. Por lo tanto, encontramos en este libro poemas del lamento y dolor de los Israelitas que sobrevivieron a esta tragedia. La gente lloraba la pérdida de sus familias, la destrucción de sus casas, las injusticias de los hombres, y temía de lo incierto del futuro. Pero en medio de tan grande pérdida encontramos la voz de un hombre que halló consuelo en Dios, afirmando que…:
“…el Señor no abandona a nadie para siempre. Aunque trae dolor, también muestra compasión debido a la grandeza de su amor inagotable. Pues él no se complace en herir a la gente o en causarles dolor” (Lamentaciones 3:22-24).
Jeremías era consolado por la verdad. El Dios que sacó al pueblo de Egipto, que les proveyó de maná, el que abrió el mar frente a sus ojos… el mismo Dios de toda bendición, es el mismo Dios en el sufrimiento. Dios sigue siendo Dios. Su Soberanía no está peleada con su bondad, y su amor no está en conflicto con su justicia. Arthur Pink dice que:
“La bondad de Dios no puede ser puesta en entredicho porque haya sufrimiento. Si el hombre peca contra la bondad de Dios, si menosprecia las riquezas de su benignidad, y paciencia, y longanimidad, y después, por su dureza y por su corazón no arrepentido, atesora para sí ira para el día de la ira (Rom. 2:4,5), ¿a quién puede culpar si no a sí mismo? Si Dios no castigará a los que hacen mal uso de sus bendiciones, abusan de su benevolencia y pisotean sus misericordias, ¿se- ría Él “bueno”? Cuando Dios libre la tierra de los que han quebrantado sus leyes, desafiando su autoridad, escarnecido a sus mensajeros, despreciado a su Hijo y perseguido a aquellos por los que Cristo murió, la bondad de Dios no sufrirá, sino que, por el contrario, ello será el ejemplo más brillante de la misma.”
Dice R.C. Sproul que:
“La bondad de Dios se refiere tanto a su carácter como a su conducta. Sus actos proceden de su propio ser. Dios actúa en base a lo que Él es.”
Por lo tanto, Dios es, la norma suprema del bien. Jesús se refiere a esto cuando dice: «Nadie es bueno sino solo Dios» (Lc 18:19). Los Salmos muchas veces afirman que «el Señor es bueno» (Sal 100: 5) o exclaman: «Den gracias al Señor, porque él es bueno» (Sal 106:1). David nos anima: «Prueben y vean que el Señor es bueno» (Sal 34: 8).
Dios no es bueno porque hace cosas buenas. Dios es bueno, por lo tanto, todo cuanto hace es bueno. Él es la definición misma de toda bondad.
No sé si les pasa a ustedes, pero a veces queremos encasillar a Dios en lo que nosotros entendemos o conocemos por “bueno”, y cuando no logramos conciliar algún evento o circunstancia con el carácter de Dios, buscamos justificarlo, como si Él necesitara ayuda. Les confieso que a veces pienso que Dios es bueno conmigo siempre y cuando me porte bien; mientras sea obediente, ore, lea mi Biblia, vaya a la iglesia y me mantenga activa en las cosas espirituales entonces Dios será bueno conmigo. De lo contrario, manifestará su enojo a través de circunstancias adversas. En ese momento veo a Dios como un Juez Justo, y no como un Dios de bondad. Este es el problema detrás del problema. Dios es inmutable y es 100% Dios, siempre. Sus atributos operan juntos todo el tiempo. Él no es más bueno los días que me va bien, y menos bueno los días que me va mal. Esto debe consolarnos, ya que le da al sufrimiento una razón de ser, que va más allá de “disciplina” o “consecuencia”.
Hebreos 2:10 dice que: “Porque convenía que aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos.”
Cristo sufrió más que nadie en este mundo y su sufrimiento no fue consecuencia de su pecado (puesto que nunca pecó), ni puso en duda la bondad de Dios, ya que sabía que el dolor que experimentó sería un medio para alcanzar un fin por el cual valía la pena sufrirlo todo. Cristo, “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz” (He. 12:2). El propósito detrás del sufrimiento de Cristo fue la salvación de pecadores y la gloria de Dios. Es decir que “el evangelio,” es la manifestación más grande y clara de cómo el sufrimiento y el dolor no están peleados con la bondad y el amor de Dios. Siendo la cruz la máxima expresión de agonía, el evento más horroroso de la historia del mundo, y al mismo tiempo el acto más glorioso y amoroso de todos.
Cuando en tu día te encuentres con situaciones que te nublen la visión de la cruz, o cuando algún evento sacuda tu mundo, obligándote a dudar de la bondad de Dios; si algún dolor físico o emocional mancha tu historia con lágrimas amargas, recuerda el evangelio, que son las buenas noticias de un Dios justo, lleno de ira, grande en amor.
“Dios tuvo un hijo sin pecado. Pero no tuvo ningún hijo sin sufrimiento.” -Spurgeon
Dios es bueno. Esta es la realidad que debe dar consuelo a nuestra alma.
Es fácil escribir ” Dios es bueno”…. Pero como dijo alguien…. Las palabras verdaderas son las de los náufragos…. Lo demás es retórica…
Es muy arriesgado hablar de… La bondad de Dios … Sino ha vivido algo trágico…. Edy