Por Jorge Rivera
Job 5.17–18 (NTV): 17 »¡Pero considera la alegría de aquellos a quienes Dios corrige! Cuando peques, no menosprecies la disciplina del Todopoderoso.18 Pues aunque él hiere, también venda las heridas; él golpea, pero sus manos también sanan.
¿Por qué nos cuesta ver con gozo la disciplina? (Hablando específicamente de la disciplina divina). ¿Por qué nos da temor que un Dios misericordioso, lleno de amor y gracia, y al mismo tiempo justo nos discipline?
Hay algo que debemos siempre tener en mente y es que “Dios trabaja para Su gloria y en eso nos hace bien a nosotros”. Y ahí entra también su disciplina. Por esa razón si Él todo lo hace para su gloria y por mi bien y confieso que es un Dios soberano (es decir que tiene control absoluto) la disciplina entonces no está fuera de su control y no es algo que sea dañino para mí sino al contrario es algo supremamente bueno para mí.
El problema viene porque la disciplina divina confronta a ídolos tan arraigados en nuestros corazones.
Evaluando mi propio corazón me doy cuenta que el miedo a una disciplina de Dios es porque mostraría mi vulnerabilidad, me confrontaría mostrando que no soy tan “bueno” como yo creo que soy, me confrontaría con el ídolo de la imagen que los demás tienen de mí porque dejarían de verme como alguien “consagrado” a la obra. Me confrontaría con el hecho de que hay alguien mayor que yo y eso le pega a mi orgullo, auto-dependencia y auto-suficiencia. ¡Por eso temo a la disciplina! Y si tú como yo tienes esta lucha con cualquier otro pecado que temes confesar por las mismas razones por las que yo temo a la disciplina, déjame decirte que hay esperanza.
Permíteme decirte cómo por medio de su Palabra la disciplina se trata de gozo y no de sufrimiento.
- Su disciplina es una señal de que soy su hijo. (Proverbios 3.12; Hebreos 12.6–7).
- Su disciplina es una señal de que me libra de mí mismo (Romanos 7.24-8.1).
- Su disciplina es una señal que está trabajando para su gloria y por mi bien (Filipenses 1.6).
- Su disciplina me recuerda quien soy en Él no descansando en lo que soy para los demás (2 Corintios 12.10).
- Muestra mi pecado, lo que me hace ser necesitado de Su gracia y ayuda haciéndome apto para que sea Él quien me salve (Mateo 9.12)
Querido(a), la disciplina debe traernos gozo porque no hemos sido abandonados a la deriva, porque la disciplina viene de aquel quien es “el autor y consumador de nuestra fe” (Hebreos 12.2).
Gózate en su disciplina llena de amor y aun llena de gracia.
Nuestra vida esta llena de temores pero ahora en la nueva vida en Cristo luchamos para liberarnos,el mayor temor es que Dios nos dicipline y nos confronte con ese pecado escondido del que no podemos desasernos.
Si respondemos de manera positiva a la disciplina del Señor, entonces debemos gozarnos que somos hijos y no bastardos. Su Gracia y Amor es inconmensurable Padre Eterno.