Amaneces con vida, salud, vestuario, te puedes mover, te puedes expresar con otros como también con tu amado Padre, tienes cientos de privilegios pero lastimosamente la mayoría de personas (a veces me incluyo) nos parece algo tan normal tener todas estas bendiciones; sólo hay una razón por la cual podemos tenerlas y gozar de ellas: “LA GRACIA DE NUESTRO DIOS”. Pero antes de proseguir con este lindo término y acto debemos entender el uso del término “gracia” en las Escrituras.
Las Escrituras están llenas del término gracia, veremos algunos paralelos:
La gracia hallada ante los hombres.
En las Escrituras podemos encontrar diversas situaciones en donde el deseo de que una persona le agrade a otra es llamado “hallar o tener gracia”:
1 Samuel 1:18: “Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste”
2 Samuel 16:4: “ Entonces el rey dijo a Siba: He aquí, sea tuyo todo lo que tiene Mefi-boset. Y respondió Siba inclinándose: Rey señor mío, halle yo gracia delante de ti”
Nehemías 1:11: “Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.”
Ester 7:3: “Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda.”
También clamaban y rogaban por tener ese agrado ante Dios:
Números 11:11: “Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí?”
2 Samuel 15:25: “Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad. Si yo hallare gracia ante los ojos de Jehová, él hará que vuelva, y me dejará verla y a su tabernáculo.”
El hallar gracia ante Dios se trataba en sentir su favor perdonador y ayudador. Esto lo vemos en la exaltación de sus hermosas y poderosas características en los libros poéticos y en el respaldo omnipotente que sólo Él puede dar.
El clamor por hallar y exaltar el favor divino y dependencia de Dios.
Los anhelos, clamores, peticiones y consejos para pedir el favor divino lo hallamos en los libros de Salmos, Proverbios Y Eclesiastés:
Salmos 84:11: “Porque sol y escudo es Jehová Dios;
Gracia y gloria dará Jehová.”
Proverbios 3:4: “Y hallarás gracia y buena opinión
Ante los ojos de Dios y de los hombres.”
Proverbios 3:34: “Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores,
Y a los humildes dará gracia”
Proverbios 28:23: “El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua.”
Desde el libro de Jeremías (Jeremías 31:2) con los procesos pasados durante y después del exilio, hasta Apocalipsis (Apocalipsis 22:21) podremos leer, reflexionar y llegar a vivir ese amor infinito del cual trata el título de este texto.
El único amor que tiene un “Por qué y un para qué”.
Lastimosamente nosotros caemos en el error de siempre esperar algo a cambio por nuestros actos y palabras de amor. Nos alegramos si somos correspondidos, gratificados, pero nos frustramos si no lo somos. Si amas con un “para qué” y esperas algo a cambio, lamento informarte que estás fingiendo y a la vez aborreciendo lo hermoso demandado por nuestro Padre.
Al hablar de “lo demandado”, hago referencia a el rol que se nos da al amar al prójimo:
Romanos 12:9: “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno”
1 Pedro 1:22: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;”
Basado en esto, es obvio que las Escrituras nos confrontan y nos llevan a reconocer que somos tan débiles que nos cuesta amar sin fingir. Los dos puntos anteriores lo indican: Amamos para hallar gracia ante el hombre, exaltamos a Dios para hallar y sentir su favor perdonador y restaurador. ¡Qué débiles somos! ¿Verdad? ¡Pero gloria a Dios por su incondicional, infinito, cuidador, perdonador, ayudador, redentor, justificador amor por medio de su Hijo!. Es un amor que si responde a un Por qué y para qué amar, en eso consiste su Gracia.
Jesús siempre habló palabras de gracia y actuó con ella:
¿POR QUÉ LO HIZO?
Esta es su mejor respuesta revelando el por qué y para que: Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
¿PARA QUÉ LO HIZO?
Para hacernos reconocer lo débiles que somos y sentir la necesaria búsqueda de Él: Juan 15:22: “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado”.
Para deleitarnos y entregarnos a Él: 1 Juan 4:9: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él”.
Para justificarnos: Hechos 13:39: “y que de todo aquello de que por la ley de moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree”.
Para encontrar descanso en el perdón: Hechos 3:19: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
Para perfeccionarnos y fortalecernos constantemente: 1 Pedro 5:10: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”.
De las cargadas y poderosas palabras de Jesús salió la palabra gracia: “Mateo 10:8: Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Acá Jesús estaba delegando un rol a sus discípulos y su enfoque está en que fueron escogidos para usar dones por amor y que los usen con amor.
¿Cuánto tiempo de más debemos esperar para proclamar las buenas nuevas con actos de gracia dada?
Estamos viviendo por infinita gracia y misericordia nuestros días, su gracia no es para que pase desapercibida ni para no vivirla, es para entenderla, abrazarla y actuar con gratitud en honor a su inmerecido amor. Pablo reconocía constantemente la gracia divina, una gracia que a la vez lo redargüía de su pasado pecaminoso
1 Timoteo 1:13: “habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.”
Siempre que ores y escudriñes las Escrituras y reflexiones en ellas, recuerda que hay una cruz llena de gracia y misericordia, que a pesar de nuestra debilidad ella misma:
Nos da la fuerza
Filipenses 4:13: “ Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Santiago 1:5: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”
Nos deleita en su presencia
Colosenses 3:16: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.”
Nos enseña que el amor que hay allí es sabio y nos invita a predicarlo:
1 Corintios 1:21: “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.”
Para finalizar debemos reconocer que amamos y agradecemos a Dios por miles de razones pero la más importante es porque aún estando en la debilidad y el error hoy estás con vida y bajo gracia leyendo esto (Efesios 2:8: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”) es el mejor sinónimo de amor que jamás ha tenido ni tendrá la historia.
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