EL SEMÁFORO DE LA IGLESIA: LAS ENSEÑANZAS
De conformidad a los reglamentos de tránsito, el conductor de un auto debe observar los semáforos ubicados en las intersecciones de las calles con la finalidad de prevenir o evitar un accidente que pudiera ser fatal para los autos involucrados. Todo conductor sabe que la luz verde del semáforo le indica que puede y debe avanzar, por otra parte, la luz amarilla representa una alerta al conductor para que disminuya su velocidad y detenga totalmente su avance ó en su caso, cruce la intersección con precaución, la luz roja es la señal que indica y demanda al conductor hacer un alto total en su auto.
Aplicando ésta ilustración a la historia de la iglesia, las enseñanzas de Arrio (presbítero de la ciudad de Baucalis) fueron el “semáforo” que prendió la “luz amarilla” en la iglesia del siglo IV d.C., las cuales causaron una controversia Cristológica muy intensa entre Arrio y el obispo de Alejandría de nombre Alejandro. A esta controversia se le conoce como la “controversia arriana”. Con base en lo anterior y tomando en cuenta la libertad religiosa provocada por el “edicto de Milán” del 313 d.C, el cual fue promovido y firmado por los emperadores Constantino y Licinio, la iglesia tuvo la libertad de dar inicio, promover y expandir mas allá de sus fronteras geográficas las controversias teológicas acaloradas causadas por las enseñanzas del presbítero Arrio.
La mayoría de los historiadores de la iglesia datan el origen de la “controversia arriana” entre el año 318 y 320 d.C ubicándola en la ciudad de Alejandría, capital de Egipto y del intelectualismo de la época, lo cual significa que la controversia provocada por Arrio se dio dentro del periodo de libertad religiosa garantizada imperialmente por el “edicto de Milan”.
Suponiendo que el emperador Constantino respondió en fe genuina al evangelio de Jesús (tema muy discutido), las enseñanzas de Arrio y sus seguidores propagadas por gran parte del imperio romano prendieron la luz roja del semáforo. En respuesta a ello, Constantino logró reunir en la ciudad de Nicea en el año 325 d.C. a todos los representantes de la iglesia para escuchar, por un lado, los argumentos teológicos planteados por el “arrianismo” y por otro lado, los argumentos teológicos de la postura defendida por el el obispo Alejandro. A esta reunión de representantes eclesiásticos se le conoce como “el concilio de Nicea”, siendo así el primer concilio ecuménico (universal) en la historia de la Iglesia. Fue en éste concilio donde se resolvió a favor de la postura teológica Cristológica sostenida por el obipo de Alejandría y expulsando y tachando como hereje al presbítero Arrio.
Arrio y sus seguidores enseñaban lo siguiente : “Jesus, al ser creado por Dios Padre en un momento específico, fue mucho más que un hombre, pero menos que Dios.” Ésta enseñanza, totalmente alejada de lo que la Palabra de Dios dice acerca de la divinidad de Jesús (ver Col. 1:19, 2:9; Mt. 1:23; Jn. 1:14, 10:30, 17:21; 2 Co. 5:19; 1 Jn. 5:7, 20), trajo terribles consecuencias para la iglesia. Suponiendo sin conceder que esa enseñanza fuera cierta, simple y sencillamente no existiría el evangelio de Jesús. Por otra parte, la enseñanza de Alejandro, obispo de Alejandría fue la que enseña la Palabra Dios: “Jesús es Dios, en la misma esencia y en eterna pre-existencia que Dios Padre”.
La Palabra de Dios es clara para que el creyente en general, y más aún, los pastores, maestros y misioneros identifiquemos las falsas doctrinas promovidas por los falsos maestros, exhortándonos a enseñar la sana doctrina (ver 1 Ti. 1:3, 4:6, 6:3; Ga. 1:6-7; Ef. 4:14; Col. 2:8; Tit. 1:9; 2 Jn. 1:7, 9-10 ).
Con base en todo lo anterior, concluyo y afirmo lo siguiente, la controversia arriana es un tema que va mucho más allá de una controversia, discusión o polémica sobre un tema, la frase “controversia arriana” implica, la mayor herejía que he estudiado en toda mi vida como creyente. De igual forma, la frase “controversia arriana” implica la intervención del emperador Constantino con la intención de salvo guardar la paz romana en su imperio. Desde el punto de vista teológico, el término “controversia arriana” es negar la Deidad de Jesús, la preexistencia y la eternidad del Mesías, Aquel que no tiene principio ni fin, implica destruir por completo la relación y unidad que siempre ha existido desde la eternidad hasta la eternidad entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, si! eso implica, implica negar la Trinidad, es sobajar al Creador (Jesús) según Col. 1:16 a criatura, es asignarle un principio a Aquel que es antes de todas las cosas según Col. 1:17, es negar el poder del Mesías para que por medio de Él todas las cosas subsistan, por supuesto es hacer de Dios un mentiroso, a los profetas unos falsos profetas y a los apóstoles unos charlatanes, es hacer vana nuestra fe, porque si el Verbo no se encarnó como Dios mismo, su vida, ministerio, obra expiatoria y promesas no tienen ningún mérito, la controversia arriana es tomar el reto de enseñarlo en la iglesia local, pues es un tema que va mucho más allá que una simple controversia o discusión.
Esto es un llamado de atención a usted que ha creído en Jesús como el Mesías y está leyendo éste artículo, le animo para que usted defienda la sana doctrina y evite las terribles consecuencias que traen aparejadas las falsas enseñanzas en el cuerpo del Señor.
¿Qué color estas viendo en tu iglesia local: el rojo, el amarillo o el verde?
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