Por Diego Portillo
UNA VIDA DIGNA DE CRISTO
Colosenses 1:9-12
En la última entrada, estudiamos cinco efectos que el evangelio había causado en los colosenses, y afirmamos que esos efectos deben producirse en cada lugar donde el evangelio llega. En esta entrada, veremos cómo Pablo ora pidiendo a Dios que los creyentes en Colosas avancen hacia la madurez. En estos versículos se mencionan algunas características de una vida digna de Cristo. Veamos, por tanto, esas características.
Ante todo, una vida digna de Cristo requiere un conocimiento verdadero de Dios. Pablo pedía a Dios que los Colosenses fueran “llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual”. Este conocimiento es la base sobre la cual debe descansar una vida que agrade al Señor y produzca toda clase de buenos frutos para Su gloria.
Muchos cristianos hoy día creen que la vida cristiana no incluye un compromiso serio con la lectura y el aprendizaje de las Escrituras. Muchas iglesias desechan la predicación normal y fiel de la Palabra de Dios, y la cambian por mensajes espectaculares que alimentan la autoestima del creyente; el problema con ese enfoque es que no estamos siendo llenos con el conocimiento de Dios y Su voluntad, y por tanto nuestras vidas experimentan fluctuación constante.
Claro, dirá alguien, la sabiduría y comprensión de que se habla aquí es espiritual. Sin embargo, eso en ningún momento indica que no debemos dedicar nuestros mayores esfuerzos en entender claramente, saber explicar fielmente, y aplicar humildemente las Escrituras a nuestra vida. De hecho, la palabra sabiduría tiene que ver con la habilidad o “capacidad de acumular y organizar los principios bíblicos”((Biblia de Estudio MacArthur, p. 1683)), y la palabra comprensión tiene que ver con “discernimiento práctico.”((A Pocket Lexicon to the Greek New Testament, Logos Bible Software))
Por tanto, los colosenses (y nosotros), debían ser llenos del conocimiento de Dios y su voluntad a través de la capacidad de acumular y organizar principios bíblicos que les llevasen a ejercer un discernimiento práctico en la vida diaria, y todo esto no podía ser sin la influencia del Espíritu de Dios iluminándoles. Esto les llevaría a cumplir sin problemas las siguientes características de una vida digna de Cristo.
Una vida digna de Cristo implica dar fruto en toda buena obra. Agradar al Señor en todo debe ser el mayor anhelo del creyente; y al conocer Su Palabra y lo que él requiere de nosotros (1 Pedro 1:16), estaremos capacitados para lograrlo. Solamente después de ser regenerados por el Espíritu de Dios podemos llevar a cabo las buenas obras que Él preparó de antemano para que nosotros las practiquemos (Efesios 2:10), y la instrucción que nos prepara para esas buenas obras solamente podemos encontrarla en la Biblia, la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16-17). Jamás el moralismo podrá sustituir las buenas obras agradables al Señor que Su Palabra nos enseña.
Una vida de Cristo implica crecer en base al conocimiento de Dios. Como hemos visto, el conocimiento de las verdades de Dios debe manifestarse en obras que le agraden. Cuando conocemos la Biblia y sus grandes verdades inundan nuestra vida, nuestro conocimiento experiencial de Dios también crece, pues experimentamos Su carácter de manera más vivencial.
Como dice la Faithlife Study Bible: “Cuando los creyentes confían en la voluntad de Dios y la obedecen, se familiarizan más con Sus caminos—y con Dios mismo”((Faithlife Study Bible, Logos Bible Software )). En las palabras más simples podemos decir que el conocimiento de Dios nos hace crecer.
Una vida digna de Cristo está llena de fortaleza contra toda adversidad. Como una casa edificada sobre la roca, así es una vida que tiene su base firme en la voluntad revelada de Dios. “El apóstol no se contenta con pedir a Dios gracia para que los colosenses lleven fruto, sino también poder para hacer frente a los obstáculos que se oponen a una vida santa, espiritualmente fructífera.”((Comentario Bíblico Matthew Henry, CLIE, p. 1707))
Todos los creyentes atraviesan diversas pruebas; basta con leer el libro de Job para darnos cuenta que Dios es soberano y que estamos sujetos a Su voluntad. Lastimosamente, ahora se predica un falso evangelio de bienestar terrenal, en el que se utiliza a Dios como un sirviente al que podemos invocar cada vez que las cosas no salgan como esperamos. Sin embargo, la popularidad de este movimiento no implica que lo que esta gente predica es real.
Lo que hace la diferencia entre ser creyente y no serlo no es el tener o no problemas, sino el hecho de que para los creyentes hay una fuente de poder, un refugio perfecto: Dios. Cuando los creyentes atraviesan situaciones adversas, lo mejor que pueden hacer es correr a Dios en oración, a fin de ser dotados con lo necesario para vivir de manera que le honremos en medio de nuestro sufrimiento.
Por último, una vida digna de Cristo se regocija en el evangelio y da gracias a Dios por la salvación. Al decir “os ha capacitado” Pablo parece tener en mente que los colosenses eran en su mayoría gentiles, y por eso dice que Dios los ha capacitado para compartir la herencia de los santos en luz. Uno de los mejores pasajes para ejemplificar esto es Efesios 2:11-22, el cual dice:
Recordad, pues, que en otro tiempo vosotros los gentiles en la carne, llamados incircuncisión por la tal llamada circuncisión, hecha por manos en la carne, recordad que en ese tiempo estabais separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Él mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un hombre, estableciendo así la paz, y para reconciliar con Dios a los dos en un solo cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad. Y VINO Y ANUNCIÓ PAZ A VOSOTROS QUE ESTABAIS LEJOS, Y PAZ A LOS QUE ESTABAN CERCA; porque por medio de Él los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo espíritu. Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Nuestras obras nada valen. Sólo la cruz nos capacita para compartir la bendición maravillosa de ser miembros de la familia de Dios, de disfrutarle a Él como nuestra más grande herencia.
CONCLUYENDO
Quiera Dios llenarnos de Su conocimiento para que vivamos vidas dignas de Cristo, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios. Que nos permita ser fortalecidos con Su poder para poder hacer frente con gozo y valentía a las situaciones adversas de la vida, y que podamos vivir siempre agradecidos porque Él mismo, por el sacrificio perfecto y completo de Cristo, nos ha capacitado para estar cerca de Él y disfrutarle sobre todas las cosas.
¡Dios te bendiga!