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Por Pablo Gutiérrez. En la voz de Jorge Meléndez
“Pero el fruto del Espíritu es… Templanza.” – Gal. 5:23
Recuerdo que desde pequeño he tenido que batallar con algo que no me enorgullece en lo más mínimo: mi mal carácter. ¿Has visto alguna vez algún remedio efervescente al ser puesto en contacto con el agua? O peor aún ¿alguna vez has dejado una olla de presión sin supervisar? ¿Cuál fue el resultado?
Viene a mi mente una memoria de infancia: hubo una ocasión, en mi casa paterna, en la que una olla de presión que contenía frijoles negros (un plato que no puede faltar en las casas de las familias guatemaltecas) se dejó sin supervisión, sin control. Como familia salimos por un momento, y alguien se olvidó la olla puesta al fuego; al volver, lo que encontramos fue algo desastroso: la olla había estallado, lanzó los frijoles al techo y dejó una mancha bastante caprichosa (esa mancha quedó tan impregnada, que por años no salió del techo).
Esta historia es muy útil para ilustrar los resultados que tiene la falta de templanza, o dominio propio. El no saber controlar nuestro temperamento nos puede meter, muchas veces, en problemas que a veces tienen consecuencias lamentables.
¿Qué es la templanza?
El origen de la palabra proviene del latín temperantia, y tiene que ver con moderar algo en su temperatura. Coincidentemente, la temperatura del cuerpo se eleva cuando nos enojamos; muchos expertos proponen muchos métodos para lidiar con el enojo, y controlar la ira.
Muchos de estos consejos son de bastante utilidad si se ponen en práctica, y quizá ayuden a controlar un arranque de enojo, de ira, en un determinado momento, sin embargo, la ira volverá a aparecer eventualmente, tarde o temprano.
Aunque el enojo y la ira son emociones completamente naturales (Ef. 4:26) la Biblia nos llama de manera tajante a no pecar al estar enojados. ¿Cuándo fue la última vez que, al estar enojado, dijiste algo que aún hoy lamentas? ¿O Cuándo fue la última vez que, airado, hiciste algo que te acarreó consecuencias que se hubiesen podido evitar?
Respondiendo la pregunta que encabeza esta sección, me atrevo a proponer la siguiente definición: la Templanza es la cualidad que tiene el cristiano, por providencia del Espíritu Santo, para poder controlar de manera sobrenatural, una emoción natural.
Te invito a que reflexiones y medites en lo que esto significa.
Jesús se enojó… y esto también nos apunta al evangelio
En el capítulo 2 del evangelio según Juan, vemos del verso 13 al 17, el relato que nos muestra a nuestro Señor, por mucho, muy enojado.
En efecto, Jesús se enojó, pero la causa de su enojo fue un celo por la santidad de la casa de su Padre (tal como lo vemos en el pasaje citado), y de ninguna manera pecó al hacer ver que lo santo y sagrado que representaba el templo, estaba siendo menospreciado y tomado como nada.
Debido a que los episodios en que yo me enojo están generalmente (por no decir siempre) lejos de ser ocasionados por las mismas razones que ocasionaron el enojo del Señor, es acá donde se me hace necesario entender lo que el mensaje del evangelio me dice a este respecto: la mala noticia es que inevitablemente de este lado de la eternidad, me voy a seguir enojando y quizá pecando en ese enojo.
La buena noticia (el evangelio) es que puedo confiar en que sobrenaturalmente, el mismo Espíritu que levantó a Cristo de los muertos, está produciendo en mí una transformación continua y progresiva, de manera integral queriendo esto decir que, mi carácter también está siendo moldeado; y en caso de pecar airado, saber que hay gracia suficiente y que puedo correr ante el Trono de la gracia para hallar oportuno socorro.
Esta es la esperanza que como cristianos tenemos: estamos siendo mudados y transformados días tras día, aunque muchas veces no nos lo parezca, y el Espíritu Santo produce fruto en nosotros, para la sola gloria de Dios y para santificación nuestra. Aquel que comenzó en nosotros la buena obra es fiel para completarla (Fil. 1:6).
Gracias por mantenerte al tanto de la serie. Esperamos que la hayas disfrutado y la compartas con tus hermanos de la iglesia, tus familiares, tus amigos y tus conocidos.
Pregunta: Y tú ¿Batallas con mal carácter? ¿Trae esperanza a ti saber que estás siendo perfeccionado y que has sido empoderado para templar tu carácter de manera sobrenatural? Déjanos un comentario presionando el botón.
Sigue la serie completa aquí. Otros artículos de la serie:
- El fruto del Espíritu es… (Introducción)
- El fruto del Espíritu es… Amor
- El fruto del Espíritu es… Gozo
- El fruto del Espíritu es… Paz
- El fruto del Espíritu es… Paciencia
- El fruto del Espíritu es… Benignidad
- El fruto del Espíritu es… Bondad
- El fruto del Espíritu es… Fe
- El fruto del Espíritu es… Mansedumbre
Muy buenos los articulos que vienen publicando sobre los frutos del Espíritu, me encantan, para que sean mas completos tal vez puedan citar versículos específicos sobre cada fruto así poder memorizar y llevarlos a la práctica.Bendiciones desde Paraguay
Gracias por la recomendación.
Personalmente, podría sugerirte para memorizar, los siguinetes versos:
1. Efesios 4:26
2. Hebreos 4:16
3. 1 Juan 2:1
4. 2 Timoteo 1:7
¡La paz sea contigo!
hermanos la respuesta es “si” deseo, creo, que como muchos hermanos que batallan con la ira y la falta de dominio propio,que esta al llegar a cristo por su misericordia desapareciera de una vez por todas. Pero gracias a nuestro señor tenemos aquel maravilloso trono de gracia, la promesa de filipenses 1:6 y hermanos si pecamos abogado tenemos JESÚS EL CRISTO y el es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
¡Gracias por tu comentario! Es precisamente el saber que tenemos a Jesucristo el Justo abogando por nosotros, y abriendo ese camino hacia el trono de gracia, lo que nos permite batallar activamente al mismo tiempo que descansamos en la providencia de Dios a través del Espíritu Santo.
¡Ánimo yva continuar la buena batalla!