Es muy interesante y significativo que Hebreos 10:25 mencione el hecho de no congregarse como una costumbre que algunos toman. Esta advertencia bíblica es motivada por la funcionalidad y beneficios que tiene el hecho de congregarnos, los que están descritos en los versos anteriores, donde dice: “Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió; y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras”. Vamos a considerar primero la dimensión o extensión de la expresión “costumbre” para luego concluir con estos beneficios apuntados en los versos 23 y 24.
DEFINICIÓN
Una costumbre es un hábito adquirido por la práctica frecuente de un acto. Las costumbres de una nación o persona, son el conjunto de inclinaciones y de usos que forman su carácter distintivo. Una costumbre es un hábito adquirido por la práctica frecuente de un acto, es el conjunto de inclinaciones y de usos que forman el carácter distintivo de una nación o de una persona.
Tomando estas definiciones de costumbre podemos decir que la costumbre tiene su origen en los hábitos y los hábitos a su vez se forman por disciplinas que el ser humano ejerce; alguien dijo que los hombres somos seres de costumbre, y basta con examinar nuestros hábitos al levantarnos de dormir, algunos van directamente al baño, otros a tomar una taza de café, otros oran y leen la Biblia, algunos más salen a correr y hacer ejercicios. Todas esas actividades se forjaron a base de disciplinas diarias que a lo largo del tiempo se convirtieron en hábitos y que terminan en la costumbre.
La costumbre no es el último paso, sino que el conjunto de costumbres forjan culturas. La cultura significa cultivo o crianza, es el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico, es el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social o región geográfica. La cultura establece diferencias entre los grupos de personas, su lengua, religión, comida, vestimenta, su forma de pensar. Podríamos decir entonces que la costumbre personal o familiar tiene un impacto de formación de una cultura colectiva que a lo largo de los años o del tiempo puedo formar o marcar una civilización.
Por eso es tan trascendente y profundo el hecho de que la palabra de Dios diga que no dejemos de congregarnos como algunos tienen por costumbre, porque cuando ponemos excusas, pretextos, explicaciones humanas para racionalizar la conveniencia de no congregarnos, no solo nos acentúa como seres egoístas e individualistas, que piensa que su acercamiento a Dios es exclusivamente individual, sin compartir con nadie su experiencia y disfrutar la colectividad e interrelación con la que Dios nos creó, sino que también corre el peligro de que al no congregarse se alimente el egoísmo incrustado en el ser humano al punto de convertirlo en una costumbre que se haga una cultura y marque a una generación o civilización para siempre. No olvido que mientras Josué el líder del pueblo de Dios vivió todos le servían a Dios, pero una vez murió, se levantó una generación que no conoció a Dios (Jueces 2:10).
Para que el hecho de no congregarnos se convierta en una costumbre, tiene que empezar con excusas, que luego se convierten en hábitos; por ejemplo las excusas del cansancio, de que es el único día que me puedo levantar tarde, de que es una época familiar en la que debemos disfrutar como familia, de que hay mucho trabajo, de la iglesia no es buena, no sirve, no edifica, solo sirve para que lo dañen a uno, el pastor no cuida a sus ovejas, de que no se siente nada, salgo como entro; bueno hay gran cantidad de excusas que justifican aparentemente el hecho de no congregarnos. Se empieza a faltar una vez al mes, luego se va un domingo sí y otro no, se desconecta de la congregación, se empiezan a visitar muchas congregaciones con el propósito de NO comprometerse en ninguna, ni hacer amistad o grupo en ninguna de ellas. Luego se va una vez al mes y luego solo para bodas de amigos, navidad y semana santa, si es que se cree aún es esas celebraciones.
Estas excusas, se vuelven hábitos y al poco tiempo se convierten en la costumbre de no congregarse definida como tal en Hebreos 10:25, la cual, si la dejamos correr y la practicamos, se puede convertir con el tiempo en una cultura, la cultura de no adorar, alabar y servir a Dios en comunidad, que puede destruir a una familia o a una nación. Es irónico y controversial saber que la palabra cultura también en su etimología quiere decir culto y tiene que ver con el cultivo de una fe en el corazón del ser humano. El resumen de esta primera parte es que todo hábito que practicamos por un tiempo mediano se convierte en una costumbre, que una costumbre que se practica por tiempo indefinido se vuelve en una cultura y que la cultura marca y distingue a una civilización.
La segunda parte de este análisis son los beneficios que la Biblia nos indica que tenemos al congregarnos, los que podemos resumir así:
- Mantener firme nuestra profesión, sin vacilar v.23. Esto tiene que ver con el fortalecimiento, con la edificación, con la firmeza de nuestra fe, con la madurez de nuestra vida, tiene que ver con el regalo que Jesús dejó para su amada novia, para su cuerpo, la iglesia y es el hecho de que la iglesia solo puede funcionar amalgamada, en concepto de cuerpo, unida por la coyunturas y dirigida por la cabeza que es Cristo, quien constituyó a algunos miembros de ese cuerpo como ministros de su nuevo pacto para que hagan la labor de edificarla. Efesios 4:11-16 explica con detalle esta funcionalidad.
- Estimularnos al amor y las buenas obras v.24, la congregación sirve para animarnos unos a otros, para estimularnos a la expresión del amor de Dios, para hacer buenas obras. Esta expresión de este verso bíblico tiene de fondo la verdad que no podemos abstraernos a la realidad de que vivimos en un mundo, de que existe una colectividad, una población, una multitud como la llamaba Jesús, que anda como ovejas sin pastor y que necesita saber que Jesús es el buen pastor que dio su vida por las ovejas. Estimularnos es modelar, enseñar, ministrar, animarnos, exhortarnos unos a otros a practicar el amor y a hacer buenas obras.
- Exhortarnos unos a otros, mucho más cuando el día se acerca, cada vez más nos acercamos al día de retorno de Jesús por su amada novia, de su amada iglesia, para establecer su reino y gobernar sobre su herencia. El congregarnos también tiene el beneficio de estarnos recordando unos a otros de que ese tiempo viene, de que Jesús viene y que debemos vivir en santidad, exhortarnos a no pecar, exhortarnos a mantener nuestra postura y posición de hijos verdaderos de Dios, de exhortarnos a la fe y santidad, sin las que nadie verá al Señor. Congregarnos sirve para rendir cuentas los unos a los otros, para aprender a vernos como iguales, como parte del Cuerpo Glorioso de Cristo y para poner en práctica lo que el Señor nos ha entregado.
Esforcémonos por tener el hábito de congregarnos, no perdamos la buena costumbre de congregarnos, que aún algunos dicen que prefieren no congregarse solo por costumbre porque eso es “religioso”, pero la palabra de Dios nos está mostrando que la costumbre que si debemos practicar es la de congregarnos, para que se vuelva parte de nuestra cultura y de nuestra civilización y de esa manera no perezcamos. Es interesante que la Biblia no define el no congregarse como un pecado, sino como una costumbre, que puede traer consecuencias negativas muy grandes, más bien plantea el hecho de congregarnos como una oportunidad de ejercitar lo que Dios nos pide y nos ha dado y de protegernos. Gracias a Dios por su palabra, gracias al Señor Jesús por su diseño único, inequívoco y eterno, gracias al Espíritu Santo que es Dios con nosotros, el que nos conduce a toda verdad. No dejemos de congregarnos como algunos tienen por costumbre.
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Buen articulo pastor, mientras lo leia hasta podia escucharte predicarlo. Directo a la llaga. Jajajaa Dios te bendiga.