Por Albert Rodríguez
“La primera vez que vi una revista porno fue cuando tenía 17 años”, me confesó un amigo hace tiempo. “Al principio me gustaba y seguido compraba esas revistas; siempre las escondía de mis padres. Mi vicio por la pornografía llegó a tanto que no podía ver a una mujer sin fantasear con ella. La verdad es que la pornografía jamás te llena, siempre te deja vacío. Años después conocí el evangelio de Jesús, y comprendí que la pornografía denigra a las personas en todo sentido. Supe que cometía adulterio contra mi esposa con mis pensamientos y con mis ojos. Dios me dio Su perdón y la gracia para ser libre de ella”.
Como mi amigo, muchos han caído presos a la pornografía, que es uno de los más grandes males que acechan a la fe y vida cristianas. Quienes la padecen en su mayoría son hombres.
¿Qué es la pornografía?
Es el uso de toda clase de obras y medios de comunicación cuyo contenido sexual explícito funciona para estimular la excitación y crear adicción en quién la consume. Se presenta en todas partes, desde libros como “Cincuenta sombras de Grey” hasta en spots publicitarios en internet. A la luz de la Biblia, la pornografía es un atentado contra la sexualidad que Dios definió originalmente, promueve la inmoralidad sexual, alimenta los deseos de la carne y de los ojos, entenebrece la mente hasta endurecer la conciencia, induce a pecar contra el prójimo de acto y de corazón, incita al adulterio, y conlleva la rebelión contra el SEÑOR y Sus normas para el goce dentro del marco matrimonial (Génesis 2:18, 23-24; Éxodo 20:14, 17; Mateo 5:28; Romanos 1:21, 24; Gálatas 5:19; Hebreos 13:4; 1 Juan 2:16).
¿Cómo combatir la pornografía?
Gracias a Dios podemos ser libres de este mal. Comparto algunas sugerencias para aquellos que aún luchan contra la pornografía:
- Reflexiona sobre Dios. Esfuérzate en meditar sobre Dios, Sus atributos y Sus obras. Reflexionando en el SEÑOR a través de la Biblia te ayudará a mantenerte enfocado en Él y no en tus deseos. Cuanto más le ames, Él y Su amor te serán suficientes. No tendrás ninguna necesidad de satisfacerte en cosas vanas como la pornografía (Salmo 77:12; 115:1; Mateo 22:37; Romanos 8:37-39; Hebreos 12:1-2).
- Recuerda tu identidad en Cristo. El apóstol Pablo señaló a los hermanos de Corinto como eran antes de conocer el Evangelio: Muertos en sus pecados. Pero les recuerda lo que son ahora en Cristo: “Lavados, santificados, justificados por Él”. Predícate el Evangelio todos los días haciendo memoria de lo que Cristo hizo por ti para reconciliarte con Dios y adoptarte en Su familia. De hecho, Jesús pagó en la cruz los pecados de amar la pornografía. (Juan 1:12-13; Romanos 5:1-2; 1 Corintios 6:10-11).
- Evita la tentación. No coquetees con el pecado de la pornografía ¡Huye de ella! Aprendamos de José: Él escapó de la esposa de Potifar cuando le propuso ser su amante. Muchos lamentan haber estado cerca de una revista o de dar clic a una ventana emergente en el navegador. Cuando se consume el pecado, lo que queda es amargura y aflicción. Has un pacto con tus ojos y niégate a contemplar aquello que Dios desaprueba. Recuerda: En Cristo hemos sido crucificados a nuestros deseos. Toma la exhortación que Jesús dio a una mujer adúltera: “No peques más” (Génesis 39:7-12; Job 31:1; Juan 8:11; Gálatas 5:24).
- Cuida tus pensamientos. Es inevitable que tengamos pensamientos relacionados con fantasías derivadas de la pornografía. Cuando esto suceda, cambia rápidamente tus pensamientos por la Palabra de Dios: Recuerda versículos, promesas con relación al Evangelio, y de cómo héroes de la fe que cayeron en pecado recibieron la gracia del SEÑOR para salir adelante. Memoriza la Biblia y conoce a Tu Salvador a través de ella. Alimentándote de la Palabra te alejará de ese pecado porque ella nos santifica (Salmo 119:11; Juan 17:17; 1 Corintios 2:16).
- Sé constante en la oración. La oración es evidencia de depender de Dios en todo. Humíllate ante el SEÑOR en el secreto y deja tus cargas en Sus manos. Contempla Su hermosura, adórale, llora, canta, anhela Su presencia, háblale de tus aflicciones. Ora para que tus ojos y tus manos sean instrumentos de justicia. Él es poderoso para preservarnos de toda obra mala y no desprecia a aquél que le busca con un corazón contrito y humillado (Salmo 51:17; Mateo 6:6, 13; 26:41; Romanos 6:13; 2 Timoteo 4:18; 1 Pedro 5:5-7).
- Rinde cuentas. Es orgullo no admitir que necesitamos ayuda. Busca el apoyo y el consejo de tu pastor y de hermanos maduros y sabios en la fe que hayan transitado por la misma batalla. Pide que oren constantemente por tus luchas y tentaciones. La carga es más liviana cuando otros conocen tu pecado y te señalen a Cristo (Gálatas 6:2; Santiago 5:17).
- No te desanimes. Huir de la pornografía es una guerra de toda la vida. Si has caído de nuevo, no te desanimes; más bien, corre al trono de la gracia y confiesa tu pecado, clama a Dios por Su gracia capacitadora y que diariamente te conceda un genuino arrepentimiento. Apóyate en el Espíritu Santo para hacer morir las obras de la carne. Pero, sobre todo: ¡No te rindas! (Proverbios 24:16; Romanos 8:13-14; Hebreos 4:16; 12:1-2; 1 Juan 1:9; 2:1; Judas 1:24-25)
Por último, recomiendo algunos libros para consultar:
- La batalla de cada hombre de Stephen Arterburn y Fred Stoeker.
- En el altar de la idolatría sexual de Steve Gallagher.
- Limpia tu mente de Tim Challies.
Si no estás luchando en esta área, no está demás ser precavido y sabio (1 Corintios 10:12). Que Dios nos ayude con Su gracia y poder para vencer estas cosas, haciendo memoria de lo que Cristo hizo por amor a nosotros. En todo esto: ¡Sólo a Dios la Gloria!
Pregunta: ¿Has tenido luchas contra la pornografía? Si es así ¿Cómo el evangelio de Cristo te ha ayudado a luchar contra ese pecado? Déjanos un comentario presionando el botón.
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Huuu, libro batallas muy fuertes en mi mente, pero es por el poder del evangelio de Cristo y es por su Espiritu que puedo batallar, debemos saturar nuestra mente, debemos saturarnos con La Palabra de Dios, la lucha es continua y diaria, y no solo en esta area, sino en todas, tenemos dos poderosas armas que nos ha brindado El Señor: La Escritura y la oracion, cuanto mas conocemos del Señor, mas conoceremos de nosotros mismos para mortificar nuestra carne y nueztro pecado, la raiz de todos estos pecados es la idolatria, debemos identificar la raiz de nuestro mal y extirparla, pero la guerra no se acaba, no mientras estemos en este cuerpo de mierte y este mundo, pero podemos matar nuestro pecado diariamente por medio de concer mas a Dios, recuerden: si tienen que botar su tv, haganlo, si tienen que botar su ordenador, haganlo, aun debemos seleccionar cuidadosamente lo que escuchamos, seleccionar nuestras relaciones familiares y amigos, es una guerra, pero El Señor ya ha vencido al mundo y ha destruido nuestro pecado en su cuerpo al igual que la muerte, paz en Cristo!!!
Gracias Claudio por tu comentario y por los consejos. Bendiciones!