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Por Walter Jolón
La tecnología y el internet han tenido un auge espectacular desde hace algunos años, el despertar de muchos jóvenes y ¿por qué no? también de muchos adultos en Latinoamérica para amar las Escrituras y volver al evangelio bíblico se ha debido al surgimiento de ministerios cristianos en línea que son instrumentos providenciales de la misericordia de Dios. Las redes sociales y los blogs han sido usados como carreteras para que corra la Palabra del Señor no adulterada por nuestros países y ciudades. Damos gloria a Dios por todo esto.
Si el Señor ha querido usar lo que hasta aquí se ha desarrollado y hablado sobre Coram Deo, ante la presencia de Dios, sabremos entonces que hay un peligro latente cuando hemos tomado nuestra tabla de surf y nos hemos aventurado ante las olas peligrosas del mar del internet. Los que usan redes sociales comprenderán que surfear en internet requiere mucho cuidado. Las redes sociales se pueden comparar a un toro furioso que nos observa con vestimentas rojas, cuyo único objetivo es embestirnos y derribarnos, y ¿por qué no? aniquilarnos; muchas tentaciones se encuentran “en línea”, desde las famosas sugerencias de amistad con perfiles de hombres y mujeres con poca ropa que son “amigos” de otros “amigos” de nuestra colección de “amistades” de social media, las propuestas de los algoritmos de Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat entre tantas más, que de manera sospechosa incitan a seguir perfiles o páginas con contenido explícito o pornográfico, el homosexualismo que merodea por doquier que se navega, hombres y mujeres que invitan al sexo cibernético, “amigos y amigas” que de conversación en conversación llegaron al grado de enviar o pedir fotografías con sus cuerpos desnudos, en fin, el internet es como un león hambriento que nos ve como filetes de carne exquisitos.
Coram Deo nos ayuda a mantenernos enfocados cuando tomamos nuestra computadora, Smartphone, o Tablet, traza una línea que marca un límite que no debemos sobrepasar y sobre todo, nos ayuda a siempre mantenernos cautelosos para que cada tecla que presionemos, letra y frase que escribamos o publicación que hagamos, glorifique siempre a Dios, porque, todo lo haremos estando conscientes en nuestra mente y nuestro corazón que Dios está presente cuando estamos frente a una pantalla con acceso a internet. Mantenernos en esa condición es simplemente hermoso y glorioso. Ante nuestros actos en internet replicaremos de nuevo las palabras del profeta Elías: “«Vive el Señor, Dios de Israel, en cuya presencia estoy»” (1 Reyes 17.1).
Pregunta: ¿Has estado consciente de la presencia de Dios cuando has tenido una pantalla frente a ti? Déjanos un comentario presionando el botón.
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