Por Jorge Meléndez De Anda
Hoy en día muchos están confundidos sobre este tema ¡Yo llegué a estarlo! Antes de continuar, quiero aclarar que no debatiré el continuismo (la continuación de los dones después de la era apostólica) ni el cesacionismo (que afirma que los dones sobrenaturales han cesado), pero sí te animaré de manera práctica a ser objetivo al evaluar tus experiencias, llegar a una conclusión en cuanto a si verdaderamente has experimentado un mover genuino del Espíritu Santo, o solo te has dejado llevar por una emoción.
El Señor me salvó en una iglesia pentecostal y desde mi conversión el “mover” fue algo que consideré como natural y genuino, pero llegó el momento en que fui confrontado por mí experiencia y la Escritura. Escuchar a personas hablando en “lenguajes desconocidos”, gente saltando, temblando y “profetizando” me llevó a preguntarme ¿Por qué yo no lo hago? Las demostraciones de “poder” eran emocionantes, anhelé experimentarlas pero no pude. Las preguntas que permanecían en mi mente eran ¿Por qué yo no? ¿Por qué Dios no me da eso? ¡A pesar de que me transfirieron la unción profética en más de una ocasión! Eso me llevó hasta a dudar de mi salvación y comunión verdadera con Dios ¡Algo debía estar mal! O eso parecía.
Sé que no soy el único a quien le ha sucedido. Muy frecuentemente me topo con personas que se encuentran confundidas sobre este tema. Así que hoy quiero darte algunos consejos para que evalúes tu experiencia a la luz de las Escrituras. No pretendo hablar exhaustivamente cada punto, sino más bien presentarte una síntesis práctica para aquellos que tienen conflictos en el tema.
- Creer o no en la continuidad de los dones, no debe hacerte dudar de tu salvación.
Este es un punto muy claro y con el cual quiero comenzar. Los dones espirituales no son el evangelio ni el centro de éste. El centro es Cristo, Su sacrificio sustitutorio y representativo en la cruz, y el único hecho mediante el cual podemos y somos considerados justos ante el Dios santo que exige la muerte del rebelde hombre pecador y por consecuencia condenado a una eternidad lejos de Él ¡Este es el evangelio! Y al cual tienes que responder en arrepentimiento y fe para salvación.
«El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio» Marcos 1:15.
«Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo» Hechos 20:21.
Así que, si has acudido a Cristo como Salvador y único medio para ser reconciliado con Dios y te has arrepentido de tus pecados, no tienes de qué preocuparte. Tu salvación depende de la gracia del evangelio; así que si te caes cuando oran por ti, si saltas, hablas en lenguas o no, aun así, puedes estar tranquilo; pero teme y duda si brincas, te caes, hablas en lenguas, profetizas y vives como uno más del mundo. Teme, porque esa es la evidencia de falta de arrepentimiento.
- La práctica genuina de los dones siempre va a estar centrada en el evangelio.
El evangelio es la esperanza de conocer la gloria de Dios en Cristo (2 Co. 4:6) y de llegar a ser como Él, al verle tal como es (1 Jn. 3:2).
En el libro de La Buena Noticia del equipo de 9Marks vemos resumido el Evangelio en 4 puntos: 1) Dios, 2) Hombre, 3) Cristo y 4) Respuesta.
- Dios es el Creador santo y soberano.
- Los humanos somos una mezcla extraña, hechos maravillosamente a la imagen de Dios, aunque horriblemente caídos, pecadores y separados de él
- Jesús es el Dios-hombre que actúa como mediador, de manera única y exclusiva, entre Dios y el hombre como substituto y Señor resucitado.
- La persona debe responder al Evangelio y debe creer este mensaje, apartándose de su vida de egoísmo y pecado.
La práctica de los dones siempre mantendrá este equilibrio. No pueden degradar a Dios, ni exaltar al hombre. No puede restarle importancia a Cristo ni a su obra redentora, ni tampoco alentar al hombre a vivir de una manera que no corresponda al arrepentimiento de pecados y fe en Cristo.
Si somos observadores, notaremos que la mayoría de las prácticas actuales distorsionan el evangelio. La pregunta sería ¿El Espíritu Santo obraría para pisotear el evangelio? La respuesta es un absoluto no.
- La práctica genuina de los dones siempre te anclará en lo celestial y no en lo terrenal.
Por supuesto que esto es más que obvio, pero todos lo pasamos por alto. Muchos anhelan ser “gurús de la fe” o alardear con el “poder” de Dios. Muchos de los “espirituales” en sus actitudes gritan ¡Véanme soy el ungido!
En una ocasión aconsejando a un joven tocamos el punto de la venida de Cristo, y él dijo: No quiero que venga Cristo aún, porque un profeta en mi iglesia me dio palabra de Dios que decía que yo iba a ser un empresario adinerado. ¿Se imagina esto? Las profecías de muchos están anclando a la gente al mundo y sus placeres. Juan dijo «no ames al mundo ni las cosas que están en él» (1 Juan 2:15). Pablo dijo: «Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios». (Col. 3:1-3).
Alardear con poder y profetizar “bendiciones” materiales, no es más que carnalidad para carnales.
- La práctica genuina de los dones llevará a la humildad y no a la arrogancia.
Quien profesa ser un instrumento de Dios para ejercer los dones, por obvias razones debe ser alguien que tenga comunión íntima con Dios y que viva siempre apercibido de Su voluntad. Por lo tanto será una persona que vive diferente y su humildad será notoria no por alardes sino por su carácter y conducta. Gálatas 5:22-23 dice «Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley».
Nadie podrá experimentar el fruto si no está arraigado en la vid la cual es Cristo (Juan 15:5).
Por lo tanto si tú eres de los que “profetizan” y no vives en comunión y sumisión a Cristo, lo que hablas no procede de Dios.
En conclusión, estimado amigo, pretendo alentarte a practicar y anhelar lo genuino, pero sobre todo a vivir una vida espiritual centrada en el evangelio de Jesucristo nuestro Salvador. Sé que hay varias prácticas que de acuerdo a tu experiencia podrías examinar, te animo a que lo hagas.
Pregunta: ¿Cómo luce la práctica de los dones en tu vida y en tu congregación? Déjanos un comentario presionando el botón.
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