Por Luis Gallardo
Una frase muy controversial, contracultural y desinteresada en la época en la que vivimos. He estado reflexionando estos últimos meses a través de la Biblia, libros de análisis médicos, libros cristianos, y otros recursos, sobre la perspectiva del sufrimiento, y sé que Dios había estado hablando a mi vida, y sin embargo no aterrizaban mis ideas, pero ahora creo que lo he podido ver un poco más claro.
Andamos por la vida en búsqueda de la felicidad y sin embargo en una era donde cada vez hay más “opciones” para atender nuestros placeres de todo tipo (y con libre acceso a comparación de otras épocas atrás), seguimos siendo la generación con índices más altos de depresión, ansiedad, falta de propósito, crisis de identidad, suicidios, etc. Vemos una Europa tan rica en lo superficial, y sin embargo la droga legal más vendida son antidepresivos para poder dormir. Japón una sociedad muy distinguida por su calidad y trabajo, y con el porcentaje más alto de suicidios. California el estado de los EU donde el movimiento LGBT puede hacer lo que tanto han demandado tener permisivo, y los suicidios solamente siguen incrementando. Los testimonios de gente adinerada como en su momento Elvis Presley, y más reciente Madona, Steve Jobs, Justin Timberlake, Jim Carry (y la lista puede seguir), expresando cómo los placeres y el éxito que éste mundo ofrece jamás sacian. Y no aprendemos la lección. ¿Por qué?
Felicidad vs Salvación
Llama mi atención, que la Biblia independientemente de que creamos que es la Palabra revelada por Dios o simplemente un libro moral, a pesar de que pronuncia las palabras “alegría”, “gozo”, o “dicha”, jamás hace un llamado a la felicidad. ¿Por qué será? Con esto, tampoco quiero decir que Dios está sosteniendo el universo esperando el momento para hacernos infeliz (como una imagen de Eugenio Derbez disfrazado de diablo). Entonces, ¿qué pudiera Dios ofrecer a nuestro corazón? Y esto es lo que he encontrado: “Una salvación que se manifiesta en santidad, amor, carácter, y transformación a Su imagen para vivir para su gloria y no la nuestra.” En pocas palabras no para nuestra felicidad, pero para Su gloria.
La felicidad es momentánea, la salvación es para siempre. La felicidad nos esclaviza a algo o alguien, la salvación nos hace libres de ídolos. La felicidad muchas veces nos hace chiflados, el carácter nos hace maduros y responsables. La felicidad muchas veces alimenta nuestra perversidad, la santidad nos hace íntegros. La felicidad nos hace egoístas para ser completos, el amor de Dios ya nos ha hecho completos y ahora vivimos para dar y florecer a los demás. La felicidad muchas veces alimenta nuestra inmadurez, la transformación a Su imagen nos hace sabios. La felicidad promete plenitud, propósito, e identidad y nos paga muchas veces con adicción, depresión y vergüenza. La salvación nos abre los ojos y nos dice que nadie puede llenarnos más que un Dios infinito, nadie puede darnos un propósito mas que nuestro Creador, y nadie puede amarnos más que Jesús, a tal punto que murió en una cruz para cargar con las consecuencias de nuestros pecados, y ahora hacernos hijos de Dios, dándonos una nueva identidad.
“Si nos encontramos con el deseo de que nada en este mundo nos puede satisfacer, la explicación más probable es que fuimos hechos para otro mundo.” – CS Lewis
Pecera vs Océano
¿Ahora qué pensar al respecto con este pensamiento tan opuesto a la psicología motivacional moderna? El autor del libro de Narnia, tiene una reflexión muy profunda, y poco predicada: “Mientras aquello que llamamos (nuestra propia vida) se mantenga agradable, no se la entregaremos a Él. ¿Qué puede hacer Dios en beneficio nuestro, sino hacer que (nuestra propia vida) sea menos agradable para nosotros y quitar las posibles fuentes de falsa satisfacción?” – CS Lewis.
Mientras que sigamos aferrados a vivir para nuestra propia pecera, nuestro propio mundo, nuestra propia gloria, lo único que un Dios amoroso y soberano puede hacer para nuestro propio bien, es permitir esas circunstancias difíciles en la vida para rendirnos de una manera completa y de corazón a Él. ¡Ahí entendí a través de otra perspectiva el sufrimiento! Él no quiere darnos algo impersonal llamado felicidad, Él quiere darnos su mismísima presencia, en donde al final de todo hayamos plenitud. Pero, “para conocerle, tienes que abandonar (tu pecera) tu manera egoísta de vivir, tomar su cruz, y seguirle (sumergirte al océano de su gracia y gloria). Si tratas de aferrarte a tu vida la perderás, pero si entregas tu vida por su causa, la salvarás. ¿Qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma?” – Mateo 16:24-26.
Recuerdo mucho la anécdota cuando era niño y empezaba aprender a andar en bicicleta con solo dos llantas. Mi papá subió las dos pequeñas llantas traseras, de tal manera que si no sabía cómo sostenerme en dos llantas, una de ellas me salvaría. Recuerdo haber sido terco y decirle a mi papá que ya estaba listo. Él me pedía que confiara en él, que no estaba listo, y sin embargo le rogué que las quitara. Él las quitó, y en el siguiente intento caí volcado. Uno podría ver la imagen de mi papá quitando las llantas sabiendo que no estaba listo y pensar que era un papá malo, irresponsable e insensible, pero más bien yo era un necio que sentía creerme más sabio, auto dependiente, y mi papá solamente dejó que aprendiera una lección que solo así la iba aprender.
Algo que he aprendido es que el sufrimiento en su mayoría de veces es por nuestra propia culpa. Y las pocas veces que no es por nuestra culpa, seguido cargamos con algo de responsabilidad. Una frase de Tim Keller en su libro de “Auto olvido” fue un parte aguas en mi entendimiento en esto: “Decimos que la gente hiere nuestros sentimientos, pero eso es mentira. Nuestros sentimientos no pueden ser heridos. Lo que hieren es nuestro aire vacío lleno de ego.” No fuimos creados para vivir vidas egoístas, independientes y orgullosas. Lo que en realidad nos hace daño es pensar que somos autosuficientes, que podemos ser nuestro propio “dios sabio” manteniendo la felicidad de nuestro “reinado”, adornando nuestro ego a través del dinero, relaciones amorosas, poder, estatus, etc.
Cuando que fuimos creados para vivir bajo al asombro, gratitud, confianza y amor de Jesús, reflejado en el deseo voluntario de hacer Su voluntad. Y por eso es que con tanto amor: “Dios frustra los planes de los que traman, para que el trabajo de sus manos no prospere. Él atrapa a los “sabios” en su propia astucia y desbarata sus ingeniosas maquinaciones.” – Job 5:12-13. Entonces, ¿para qué seguir insistiendo vivir para nuestra gloria si “Dios frustra los planes de las naciones y sus intrigas, pero los planes del Señor se mantienen firme para siempre, sus propósitos nunca serán frustrados”? – Salmo 33:10-11 Mira lo que Job concluyó después de su sufrimiento ante Dios. “Hasta ahora solo había oído de ti, pero ahora te he visto con mis propios ojos. Me retracto de todo lo que dije, me siento en polvo en señal de arrepentimiento.” – Job 42:5-6.
“Nuestro corazón andará siempre inquieto mientras no descanse en ti.” – San Agustín
Espectador vs Seguidor
¿Entonces cómo terminar éste artículo? Primero quiero darte una última ilustración. Hay una gran diferencia entre un dolor por lesión, y un dolor sano muscular por haber hecho una muy buena sesión de ejercicio, como diría Mr. Crossfit: “no pain, no gain” ó “no cargamos maquinas, hacemos maquinas”. Lo que te dice el mundo es que corras de toda lesión, todo aquello que te haga sentir mal, todo aquello que te estorbe, todo aquello (una vez más) que no te haga feliz. Pero esa premisa jamás te va a funcionar. De hecho, eso ha hecho que ya no sepamos ser personas: leales, fieles, comprometidas, y sacrificiales por el bien del otro.
Todos estamos buscando nuestra propia felicidad y gloria, ser el sol del universo. Pero ahora imagínate 7.53 miles de millones que hay de habitantes en la tierra queriendo ser el sol del universo de su matrimonio, familia, trabajo, amistades, etc. No por nada la Biblia concluye: “Pues donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad.” – Santiago 3:16. Si te crees todo lo que los nuevos libros best-seller de auto ayuda, influencers, y youtubers dicen, simplemente serás un espectador más. Creer que en este mundo hay manera de escapar del dolor, es como pensar que puedes hacer una alta rendición de ejercicio y no vaya haber dolor (o posibilidad de una lesión), créete la tú, pero yo no. Una permanente comodidad, es una falsa ilusión en un mundo caído. Pero también, tengo que decir que ha habido otro tipo de fracaso.
El slogan religioso de que vengas a Dios para dejar de sufrir, es igual de iluso que el primero, pero diferente. El pensamiento secular quiere evitar a toda costa el sufrimiento, y el religioso no sabe darle sentido y quiere radicarlo “con la ayuda de Dios”. Así es que ambos fallan cuando vemos la realidad. Sin embargo, la Biblia no enseña eso, de hecho Santiago 1:2 dice: “Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho.” En pocas palabras, si bien es cierto no es una invitación a la “lesión”, si es una invitación al “dolor muscular sano”. El evangelio provee un cambio de mente increíble. Duele pero vale la pena porque es un propósito glorioso, es el llamado de Dios a nuestras vidas, es una respuesta a su amor. Es el dolor por ser personas reconciliadoras, compasivas, pacientes, perdonadoras, generosas, etc. ¿Por qué? Porque Dios nos ha reconciliado con Él, y ha sido compasivo, paciente y generoso con nosotros, y al final del día, nos ha perdonado y nadie nos ha hecho a nosotros, lo que nuestros pecados le hicieron a Jesús en la cruz. Yo no sé si eres fanático del deporte, pero que bien se siente el dolor después de haber hecho lo que teníamos que hacer.
¿Quieres responder? ¿Cómo responder? “Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió y resucitó por ellos.” – 2 Corintios 5:15. Sé un seguidor de Jesús, y no un espectador más de la vida. Se pro activo en ya no vivir para ti mismo. Entrega tu vida a Él de corazón (Jeremías 29:13), busca una comunidad de fe (Hebreos 10:25), ten a alguien de confianza que ore por ti y mantén una rendición de cuentas (Santiago 5:16), activa una vida en Su palabra y oración (Juan 15:7), y síguelo en una obediencia por amor, amando a tu prójimo, y espera con ansias como se manifestará en tu vida, el único y verdadero Dios (Juan 14:21). ¡Ahí se encuentra lo que tanto estás buscando!
Conclusión: Hasta el mundo te lo predica
Termino con una “predicación” en un canto recientemente premiado en Los Oscares. Es una canción de Bradly Cooper y Lady Gaga llamada: “Shallow”, traducción al español: “Superficial”:
Dime algo, chica,
¿Eres feliz en este mundo moderno?
¿O necesitas más?
¿Hay algo más que estás buscando?
Estoy cayendo
En todos los buenos momentos,
me descubro ansiando un cambio,
y en los malos momentos, me doy miedo a mí mismo.
Dime algo, chico,
¿No estás cansado de intentar llenar ese vacío?
¿O necesitas más?
¿No es difícil hacer que siga siendo tan intenso?
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