Recuerdo que cuando era pequeña (nueve años de edad aproximadamente) hablaba más de tres horas diarias por teléfono con mi mejor amiga, y ahora que pensamos en eso no sabemos de qué tanto hablábamos. ¿Qué era tan interesante como para hablar todo el día en el colegio y aparte toda la tarde por teléfono? Y obviamente no me refiero a un celular y número personal, sino el teléfono de la casa. Sí, donde toda la familia escuchaba. ¡Qué pena! Definitivamente no sé de qué temas hablaba cuando era pequeña, pero ahora no me cabe duda cada vez que salgo o me reuno con mis amigas de que hablaremos de cierto tema: los novios.
Típica pregunta: «¿Estás saliendo con alguien? ¿Cómo vas con…“eso”?» Y algunas veces la respuesta es una larga historia romántica, pero la mayoría de veces la respuesta es solo un suspiro largo y desesperanzado seguido de un: “pues nada…no ha pasado nada”.
Muchas veces los jóvenes cristianos nos sentimos mal por sentirnos mal respecto a no tener una relación de noviazgo. ¿A qué me refiero? Cuando alguien nos pregunta algo relacionado a las relaciones románticas, nuestra respuesta casi siempre es “no ha pasado nada nuevo” seguida de un «pero Dios es bueno, estoy muy bien, la verdad. En este tiempo creo que ni podría estar con alguien porque ando tan ocupado últimamente que…blah blah” y terminamos la oración con una sonrisa. Casi, casi nos convencemos a nosotros mismos de que de verdad no queremos (o podríamos) estar en una relación. ¿A quién queremos convencer con esa respuesta? Lo decimos para que la otra persona lo crea cuando ni nosotros mismos lo creemos. A ver, seamos honestos: No es fácil no tener pareja. Yo sé, es raro decirlo, pero…no es fácil. (Digámoslo todos juntos: no. es. fácil). Tal vez no sea así para todos, pero creo que lo es para la mayoría. También creo que hay días en los que es más difícil que en otros. Y no tenemos por qué ocultarlo. Sin embargo, siempre debemos tener claro lo siguiente: que no sea fácil no significa que sea malo.
Le pregunté a varios amigos y amigas (e incluso seguidores de redes sociales) qué les parece que es lo más difícil acerca de tener más de 18 años (todos tenían entre 18-35 años) y no tener novio. Las respuestas más comunes fueron:
- La espera. Especialmente saber si están “esperando en vano” o cuánto tiempo más tendrán que hacerlo.
- La soledad. No tener a alguien con quien hablar y compartir hasta los momentos más insignificantes del día a día.
- Controlar los sentimientos de envidia y celos al ver a otras personas y sus parejas.
- Expectativa de los demás. Cuando otros preguntan al respecto y hacen sentir como si nuestra primera meta en la vida debiera ser casarnos y tener una familia.
Yo diría que lo más difícil es todo lo anteriormente mencionado y más.
Sin embargo, como ya dije, que sea difícil no significa que sea malo. Hay algo que he aprendido a lo largo de mi vida y es que en todo momento, en toda circunstancia y sin ninguna excepción, Dios es bueno. Suena como algo “básico” para nuestra teología, ¿verdad? Pero es algo que olvidamos rápidamente cuando nuestra vida no parece ser lo que quisiéramos que fuera. Recordar cada día que la bondad de Dios hacia nuestra vida no se mide viendo sí ya nos dio una pareja o no, sino por la sangre de Cristo derramada en la cruz, nos da la libertad para decir: «No, no tengo todo lo que quisiera en esta tierra, pero tengo todo lo que mi corazón más anhela para la eternidad. Tengo todo lo que necesito para tener gozo y estar completo/a.» Saber que Dios es bueno en todo momento nos lleva a saber que si Él ha decidido que es mejor que por ahora estemos “solos”, entonces es mejor así. Hay mucho trabajo por hacer en nuestro corazón; si estar en una relación de noviazgo hiciera que glorifiquemos aún más a Dios con nuestra vida, entonces Dios nos permitiría estar en una.
Además, siempre digo que querer estar con «alguien» no es lo mismo que querer estar con «cualquiera». No nos conformemos con estar con alguien que nos diga palabras bonitas y quiera hablarnos todo el día si esa persona no prefiere antes que hablarnos a nosotros, hablar con Dios. Yo quiero a alguien que no esté enfocado en parecer una estrella de Hollywood, sino en ser imitador de Cristo. ¿Por qué? Porque prefiero estar sola sin novio, que sola con esposo que no sepa como honrarme y amarme. Eso me ha hecho esperar y seguir confiando en Dios, aún cuando Su tiempo no es el mismo que el mío. Los hijos de Dios no esperamos desesperanzados, esperamos sabiendo que nuestro Padre todo lo hace hermoso en su tiempo.
A lo que voy con todo esto es que si no se te ha hecho fácil esperar: no estás solo(a). Ya podemos dejar de fingir que no queremos estar en una relación si sí queremos estar en una, porque nuestro Creador nos diseñó para que quisiéramos compañía (Ref: Génesis 2:18). Él, más que nadie, sabe que vamos a querer estar en una relación íntima con otra persona, pero también sabe el gran peso que eso conlleva. Por eso no está apurado en darnos a cualquiera, si está en su voluntad, Dios quiere darnos a alguien que esté completamente entregado a Él. No les digo que vayamos por la vida diciéndole a todo el mundo que estamos tristes o desesperados por no tener pareja, sino que simplemente seamos honestos y recordemos por qué vale la pena la espera. Solo porque no es fácil no significa que nos olvidemos que todo obra para bien para los que aman al Señor (Romanos 8:28) y que Él tiene un plan perfecto para nuestras vidas desde antes de nuestro nacimiento (Salmo 139). El regalo del matrimonio no es el único regalo que Dios nos da, hay muchos más que podemos disfrutar mientras no estamos en una relación. Principalmente, podemos disfrutar de las riquezas de Cristo y Su presencia, nada nunca será mejor que eso.
Espera el siguiente post con el tema: “¿Qué hacer mientras espero? – (Soltería parte 2)”
Muy buen escrito, aplica para muchas otras cosas que no están en el momento y que tal vez nunca vengan, para nuestro beneficio y para su Gloria::
así es, todo para Su gloria. Gracias por leerlo
Saludos!