Con el pasar de los años, regularmente nos hacemos la pregunta de ¿Cuál es el verdadero propósito o llamado que Dios tiene para nosotros? Muchas veces intentamos cumplir ese llamado con lo que las circunstancias o la necesidad del momento nos requieren, ya sea en nuestro trabajo, Iglesia o actividades en las que nos desarrollemos. Cuando Pablo escribe a los Tesalonicenses dice: “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de Jesucristo sea glorificado en vosotros y vosotros en él” 2 Tes. 1:11-12a, está hablando de la importancia de ser dignos del llamamiento y cumplir el propósito por el cual hemos sido llamados.
El deseo de ser agradables delante de Dios es algo innato en nuestros corazones, el deseo de ser reconocidos y amados por Dios es algo que todos tenemos, entonces, si esto es así, ¿Por qué después de cierto tiempo nuestro amor por Dios y el deseo de ser amados por Él comienza a desaparecer? Es muy doloroso ver a muchos que no sólo van perdiendo el deseo por Dios, sino mas duro aun, comienzan a recibir los frutos que la separación espiritual de Dios trae; pero, ¿Qué de nosotros mismos? ¿Dónde está esa llama que muchas veces nos quemaba por encontrar a Dios, ese fuego que nos empujaba a buscarle, a querer saber más de Él?. Entender y conocer el llamado individual que Dios tiene para nuestras vidas es el camino por el cual nuestro corazón y relación personal con Dios crecerá no solo en un nivel de profundidad sino de firmeza y solidez a través de los años.
Muchas veces el problema de no entender ese llamado surge del manejo que tenemos sobre las prioridades en nuestra vida. Dios nos manda a buscar y conocer de Él a través de Su Palabra, pero muchas veces pensamos, basados en la información que hemos recibido, que Dios se agrada más cuando hacemos algo por Él que cuando nos enfocamos en poder encontrar una relación con Él de una manera más profunda. Nuestro compromiso primordial con Dios según lo que Él mismo nos mandó es buscar, conocer y comprender lo que Él tiene para nuestros corazones. Cuando Jesús, luego de que los fariseos le preguntan sobre ¿Cuál es el gran mandamiento en la ley? dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” Mateo 22:37, nos está hablando de que esa debe ser siempre (no importando las circunstancias o dónde nos encontremos) la prioridad número uno de nuestros corazones.
Cuando en los cuatro evangelios se habla sobre la gran comisión de “Id y haced discípulos” Jesús les está hablando a los discípulos que en su mayoría habían estado con Él durante tres años, quienes le conocían de una manera íntima y que habían aprendido a vivir dependiendo de Dios; a través de los años del ministerio de Jesús estos hombres no solo vivieron sino entendieron el corazón de Jesús para nosotros, debía de ser así, tenían que entender ese llamado de intimidad que Dios tenia para ellos, esta era la única manera en que podían prepararse para cumplir la gran comisión. Que nuestro deseo de encontrarle sea siempre más grande que el mismo propósito para el cual fuimos enviados.
SENOR AYUDAMOS A VIVIR VIDAS DIGNAS CONFORME AL LLAMADO QUE TIENES PARA NOSOTROS.