“6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.8 Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. 10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Gálatas 1.6–10
Vivimos en un mundo con diferentes evangelios (no que hayan otros – Gálatas 1:6-8 ). A menudo, nuestra sociedad y cultura nos presentan varias opciones de cómo nosotros podemos realizar todos nuestros deseos. A veces los mensajes de esos evangelios son sobre nuestra salud; si tan sólo compráramos algún producto que nos pueda ayudar a bajar de peso para obtener el cuerpo que siempre hemos soñado. O, tal vez, los mensajes son sobre una nueva forma de pensar; si sólo pudiéramos ajustar nuestra productividad encontraríamos el éxito y tendríamos la felicidad que buscamos. Muchos prometen que nuestra vida puede mejorar con seguir siete pasos fáciles.
Cuando hablamos del Evangelio verdadero, suponemos que este Evangelio debería ser el mensaje central de las iglesias. Por encima de ser el mensaje central, también creemos que el Evangelio de Jesucristo es el mejor mensaje que la Iglesia tiene para compartir. Sin embargo, algo sucede cuando una iglesia empieza a predicar regularmente. El mensaje central por el cual muchos entraron a una relación con Dios, el Evangelio, se cambia por diferentes mensajes. El Evangelio entonces, no se queda como el mensaje central, sino sólo el primer mensaje. Uno tiene que entrar por la puerta del Evangelio y de pronto, el mensaje empieza a tratarse sobre avanzar y crecer, sobre recibir bendición o a tener prosperidad o muchos otros mensajes compartidos hoy en las iglesias.
Quizás hablamos del Evangelio verdadero de vez en cuando relativo a la salvación, sin embargo, el mensaje central que predicamos y las mejores noticias que damos a nuestra gente pueden tratarse de otros conceptos. Presentamos el Evangelio como algo necesario para creer y poder entrar al cielo, de allí, el proyecto de mejorar la vida viene a través de muchos otros conceptos. Quizás damos la impresión de que la solución a la vida se encuentra en la autoestima, o en la auto ayuda, o, por otro lado hablamos de que la solución de la vida viene por medio de la bendición y prosperidad de Dios. Estos conceptos se convierten en mini evangelios porque terminan siendo mejores noticias que el mensaje central del Evangelio.
Cuando nosotros hablamos del Evangelio verdadero queremos decir que se trata del único Evangelio. No es que haya otros mensajes que son el evangelio, sólo hay un Evangelio verdadero (Gálatas 1). Hay otras cosas buenas que se encuentran en la Biblia. Por ejemplo, nosotros creemos que Dios es nuestro protector y proveedor, sin embargo, su protección mayor y provisión especial fue en la cruz de Cristo. Por lo tanto, no queremos que el mensaje de la protección y provisión se convierta en un mensaje más importante o central que el mensaje de la cruz de Cristo, e igualmente debería ser con cualquier otro concepto de la Biblia.
La Biblia contiene muchos conceptos bonitos, inspiradores, y motivacionales, no obstante, la Biblia sólo contiene un Evangelio. Las buenas noticias de la cruz de Cristo son el mensaje central y más importante para cada persona en todo el mundo. La muerte expiatoria de Jesús en la cruz para el arrepentimiento y perdón de pecados, su resurrección para otorgarnos vida eterna es el Evangelio verdadero. Esto es verdaderamente las mejores noticias que nosotros podemos compartir. El Evangelio verdadero es la mejor noticia que el mundo jamás pudiera tener, uno no avanza más allá del Evangelio. La tarea cristiana es profundizarnos en el Evangelio verdadero, saturar nuestra vida en el Evangelio verdadero, y vivir diariamente por medio del Evangelio verdadero.
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