Por Walter Jolón
Es muy posible que el título del artículo haya llamado tu atención para ver ¿de qué se trata? Comprendo también si desde el principio tienes la percepción de que estoy siendo jactancioso o arrogante cuando estoy afirmando públicamente que soy calvinista. Dame la oportunidad de explicarte a ¿qué me refiero? con esta afirmación.
Soy cristiano antes que Calvinista
Debo aclarar que no le rindo culto a Juan Calvino sino que el objeto de mi devoción y adoración es Cristo, es por eso que me considero cristiano. Lo que sí es cierto es que Juan Calvino es uno de mis maestros y teólogos falibles favoritos. Calvino es un hombre que he llegado a admirar mucho cuando me he dado a la tarea de leer algunas biografías sobre su vida y ministerio. Debo aclarar que no lo admiro más que a Cristo por aquello de los malos entendidos. Calvino fue un hombre brillante comprometido con la Palabra de Dios y la causa del evangelio de Jesucristo, usado providencialmente por el Señor para darle claridad y profundidad teológica a la Reforma Protestante.
Me he encontrado con artículos, incluso, he escuchado amigos del ministerio que no les gusta la etiqueta que los identifique como calvinistas, quizá por las malas connotaciones que tiene la etiqueta, el mal testimonio que muchos llamados “calvinistas” han dado o porque simplemente lo quieren mantener como algo irrelevante. No los juzgo, respeto su postura, pero también no veo problemático el hecho de que yo desee etiquetarme a sí mismo o por otras personas como calvinista. Recordemos que los seguidores de Jesús al principio fueron conocidos o etiquetados como los de “este Camino” (Hch. 9.2) y más adelante como cristianos (Hch. 11.26). Según lo que puedo observar, hacer esta distinción era beneficiosa para marcar las diferencias entre las creencias y el estilo de vida de una persona no creyente y una persona que había depositado su confianza en Jesús.
Mi identidad es Cristo
Yo no encuentro mi identidad en el Calvinismo, la encuentro en Cristo, eso debería ser obvio para cualquiera que profesa fe en Jesucristo. Sin embargo, considero que el Calvinismo simplemente es una manera de identificar mi postura teológica, no lo que me da identidad.
Cuando yo estoy diciendo que soy Calvinista, me estoy distinguiendo de la postura teológica arminiana, molinista, amiraldianista, etc. y no estoy peleando con ellos. Cuando digo que soy Calvinista, digo que Dios es soberano en la salvación de pecadores que no pueden hacer absolutamente nada para su salvación, por lo tanto, la gloria es únicamente de Dios y exclusivamente de Dios.
Considero que los que hemos creído y tomado para sí mismos las doctrinas reformadas como nuestra declaración de fe, podemos de alguna manera aportar para que el Calvinismo no siga siendo mal visto, ni sea tropiezo para otras personas. Sé que quizá no estés de acuerdo conmigo en esto.
Muchos han batallado para oscurecer la hermosura implícita de las doctrinas del Calvinismo, y lo han logrado en cierto sentido, nosotros podemos abogar de alguna manera para que el mal significado de la palabra y el mal testimonio de muchos no siga sumando a la forma negativa en la que muchos ven el movimiento reformado. Al fin y al cabo, como Spurgeon lo dijo muy bien, el calvinismo simplemente es un apodo para el evangelio bíblico, verdadero y puro.
Alguien dijo que no necesitamos iglesias calvinistas, yo digo que sí las necesitamos. No porque sea una lucha entre posturas teológicas, ni una competencia entre iglesias locales, sino como una distinción que de alguna manera habla de lo que creemos, ¿qué de malo tiene eso?, por todos lados encontramos iglesias que en sus nombres llevan la distinción de lo que creen, por ejemplo: “Iglesia Pentecostal El Buen Samaritano”, “Iglesia Bautista x”. No estoy diciendo que agreguemos la etiqueta calvinista o reformada a los nombres de las iglesias, simplemente estoy diciendo que el hecho de que me etiquete o sea etiquetado como calvinista no es una mala palabra.
No al sectarismo ni al partidismo
Tampoco estoy abogando por el sectarismo, o por ser partidistas, al contrario, creo que la unidad de las denominaciones o posturas teológicas debería y debe de ser el evangelio, sin agregar ni quitar nada. Al mantener el evangelio en el centro como la verdad fundamental de los cristianos, podemos y debemos trabajar en unidad por el bien común del avance del Reino de Dios en la tierra. Los arminianos y calvinistas pueden trabajar y glorificar a Dios por la misma causa que trasciende nuestros prejuicios que es la predicación del evangelio y le hechura de discípulos por todos los confines de la tierra (Mt. 28.19; Lc. 24.47). Cuando nos desviamos de esto, le podemos dar toda la razón a Martín Lutero cuando dijo: «Les ruego que dejen mi nombre en paz. No se llamen así mismos ‘luteranos’, sino Cristianos. ¿Quién es Lutero?; mi doctrina no es mía. Yo no he sido crucificado por nadie… ¿Cómo, pues, me beneficia a mí, una bolsa miserable de polvo y cenizas, dar mi nombre a los hijos de Cristo?. Cesen, mis queridos amigos, de aferrarse a estos nombres de partidos y distinciones; fuera todos ellos, y dejen que nos llamemos a nosotros mismos sólamente cristianos, según aquel de quien nuestra doctrina viene”. El problema, en el tiempo de Lutero fue que los creyentes empezaron a dividirse y crear partidos, en lugar de buscar y fomentar la unidad a través de la verdad fundamental y básica, dejando a un lado doctrinas de segundo o tercer orden. Sin embargo, aún el día de hoy existen los cristianos que se denominan o conocen como luteranos porque esa es su distinción teológica, más no la causa de división con las otras denominaciones.
Quizá a algunos no les guste la etiqueta, pero allá en el fondo les encanta ser calvinistas, entonces, déjenme decir que soy un cristiano calvinista porque de esa manera estoy resumiendo cuáles son mis convicciones con relación a mi fe.
¿Por qué considero necesaria (no obligatoria) la distinción o la etiqueta?
Si tratamos de anular los prejuicios que ya existen en contra de la etiqueta, de no quedarnos neutrales y saber que ser calvinista es condensar nuestras creencias y que, además, tenemos la convicción de que el calvinismo es la posición doctrinal más bíblica según nuestro criterio como cristianos que se apegan a la fe reformada, no habrá problema en ser identificados como calvinistas.
Estoy teniendo el cuidado de no caer en el error de los Corintios (1 Co. 1.10-13), cuando se dividieron con relación a quién pertenecían ellos, si eran de Pablo, de Apolos o de Cefas. Me veo en la tarea de seguir aclarando. Yo no estoy diciendo que nosotros somos de Calvino y que otros cristianos son de Jacobo Arminio. No. Somos de Cristo, Él pagó el precio por nuestra libertad de la esclavitud del pecado.
Lo sé, muchas personas que están conociendo las doctrinas reformadas y se hacen llamar calvinistas tienen una actitud deformada y sin gracia para con los demás (1 Jn. 4.20); a pesar de que vienen de esos mismos trasfondos denominacionales que ahora tanto critican. También sé que muchos “calvinistas” han hecho de la gracia una gracia barata (Ro. 6.15), se han aprovechado de la doctrina de la perseverancia de los santos para vivir como auténticos demonios. Y, sé también que muchos “calvinistas” están actuando con mucha arrogancia por el supuesto alto nivel de conocimiento que ahora poseen (Ga. 6.3; 1 Co. 8.1). Pero, al fin y al cabo, este no es un problema en sí de la posición teológica calvinista, es un problema en el corazón de las personas, porque lo mismo sucede con las otras posturas, dígase arminiana, pentecostal, carismática, etc. En un mayor o menor grado, el problema es el mismo, el corazón orgulloso pecaminoso del ser humano.
Finalizo con un resumen que Philip Graham Ryken hace en su tratado ¿Cómo es el verdadero calvinista?. El verdadero calvinista es alguien que:
- Tiene una mente teocéntrica.
- Tiene un espíritu penitente.
- Tiene un corazón agradecido.
- Tiene una voluntad sumisa.
- Tiene una vida santa.
- Tiene un propósito glorioso.
¡Soli Deo Gloria!
Antes de nada gracias por el tema gracias por compartir. aunque haya diferencias doctrinales,(modos de interpretar la Palabra de Dios = Teologia) El propósito que os une es seguir a Jesucristo. Juan 14,6
Ahora veamos mi punto de vista (el entrecomillado es lo que escriben)
“””Cuando yo estoy diciendo que soy Calvinista, me estoy distinguiendo de la postura teológica arminiana, molinista, amiraldianista, etc. y no estoy peleando con ellos. Cuando digo que soy Calvinista, digo que Dios es soberano en la salvación de pecadores que no pueden hacer absolutamente nada para su salvación, por lo tanto, la gloria es únicamente de Dios y exclusivamente de Dios.”””
Luego el hombre no puede arrepentirse de sus pecados, reconocerse pecador, acercarse a Dios pidiendo su perdón? No puede reconocer a Jesucristo como su Salvador?
Romanos 10:08 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: 09 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
Muchos seguramente rechazarán esa palabra, como muchos también la aceptamos.
“””Estoy teniendo el cuidado de no caer en el error de los Corintios (1 Co. 1.10-13), cuando se dividieron con relación a quién pertenecían ellos, si eran de Pablo, de Apolos o de Cefas. Me veo en la tarea de seguir aclarando. Yo no estoy diciendo que nosotros somos de Calvino y que otros cristianos son de Jacobo Arminio. No. Somos de Cristo, Él pagó el precio por nuestra libertad de la esclavitud del pecado.”””
Lo malo de los calvinos, en decir el hombre muerto en pecados, con esto mata todo su ser lo hace inoperante, lo cual no es así, el hombre “muerto en pecados” lleva una vida nomal , como el hombre libre de pecado. No hay diferencia en la vida carnal o humana de ambos. Ambos piensan, diferencia lo bueno de lo malo, el que hace mal sabe que está haciendo mal. El robar, el mentir, el matar, el dar falso testimonio,sabe que es malo, pero lo hace. Ahí viene la obra de Jesucristo de librarnos de todo ello, si reconociéndonos pecadores, lo reconocemos como nuestro salvador.
No sigo ni a Arminio ni a Calvino, Sigo mi discernimiento. al Leer la Palabra de Dios.
Gracias Jorge Ayllon Navarro por dejarnos tu comentario y participar en la discusión. Quiero dejar mi corto comentario para no ahondar en la discusión. Cito tus palabras: “Luego el hombre no puede arrepentirse de sus pecados, reconocerse
pecador, acercarse a Dios pidiendo su perdón? No puede reconocer a
Jesucristo como su Salvador?” Según nuestra comprensión bíblica, nadie puede arrepentirse por su propia cuenta, el arrepentimiento es un regalo de Dios, como también lo es la fe. Como el apóstol Pablo le enseña a Timoteo: “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,” —2 Timoteo 2.24–25, RVR60. Es Dios quien concede el arrepentimiento, es decir, si alguien se arrepiente de sus pecados, no lo hizo por su propia cuenta, fue la misericordia de Dios sobre su vida y su alma que le dio el deseo de arrepentirse a través de conocer el evangelio.
Me encantó lo sgte.: “…un resumen que Philip Graham Ryken hace en su tratado ¿Cómo es el verdadero calvinista?. El verdadero calvinista es alguien que:
Tiene una mente teocéntrica.
Tiene un espíritu penitente.
Tiene un corazón agradecido.
Tiene una voluntad sumisa.
Tiene una vida santa.
Tiene un propósito glorioso.
¡Soli Deo Gloria!”
Y, si, soy Calvinista.
Gracias @disqus_DPNjltgs8B:disqus por dejarnos tu comentario y participar en la discusión. Bendiciones.