El reflejo del corazón en la tecnología | Evangelio Verdadero

El reflejo del corazón en la tecnología

Todos los seres humanos actúan de acuerdo con cómo piensan. Lo que piensan es un reflejo de lo que hay en su corazón. El humanismo se enfoca en el hombre como el creador de su propio destino que debe ser guiado por la razón según lo que hay en su corazón. Entonces nos encontramos con dichos como: “déjate llevar”, “sigue tu corazón”, “lo que sientes es lo único real”, “domina tu mente”, “persigue ser exitoso”, “haz como quieras”, etc.

¿Quién es una mujer virtuosa? | Evangelio Verdadero

¿Quién es una mujer virtuosa?

Cuando fallo a mi esposo, a mis hijos, a Dios recuerdo que hay una hermosa verdad en mi vida diaria, y es que EN Cristo hay perdón para mis pecados, que EN Cristo persigo esa meta de ser como Él, más que solo los 22 versos de la mujer de Proverbios 31, y esto requiere la vida de Cristo en mí lugar, Su Palabra, y tomará toda mi vida en este mundo para perfeccionarme y santificarme hasta el día que Él me llame a Su presencia.

El fruto del Espíritu es... Templanza | Evangelio Verdadero

El fruto del Espíritu es… Templanza

La buena noticia (el evangelio) es que puedo confiar en que sobrenaturalmente, el mismo Espíritu que levantó a Cristo de los muertos, está produciendo en mí una transformación continua y progresiva, de manera integral queriendo esto decir que, mi carácter también está siendo modelado; y en caso de pecar airado, saber que hay gracia suficiente y que puedo correr ante el Trono de la gracia para hallar oportuno socorro.

El fruto del Espíritu es... Mansedumbre | Evangelio Verdadero

El fruto del Espíritu es… Mansedumbre

Cuando el Espíritu de Dios toma a una persona por habitación y mora allí, con gran certeza podemos afirmar que habrá fruto, esa persona será tierra fértil para que brote el fruto del Espíritu y con Él la virtud de la mansedumbre. Un hombre con esas características en su carácter y comportamiento será acreedor de las hermosas palabras de bendición que Jesús declara en el Monte de las Bienaventuranzas cuando dice: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” (Mt. 5.5).