“Sólo Dios puede juzgarme”
“Sólo Dios puede juzgarme” debe aterrorizarnos por nuestra pecaminosidad, pero también debe llenarnos de esperanza por cuanto Él también puede juzgar para salvación.
“Sólo Dios puede juzgarme” debe aterrorizarnos por nuestra pecaminosidad, pero también debe llenarnos de esperanza por cuanto Él también puede juzgar para salvación.
El amor no es una emoción, es un mandato que debemos cumplir pero, antes de amar a nuestro prójimo debemos amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y nuestras fuerzas.
En el núcleo del cristianismo está el perdón. La cruz es central. Pero al final del cristianismo está la restauración. La resurrección nos lleva a casa.
La menopausia no es el contexto mas cómodo. Pero es la envoltura que Dios ha seleccionado para repartir su gracia. Al final, la gracia de Dios no viene siempre como esperamos, pero siempre es lo que necesitamos.
La única manera en que podemos empezar a vivir plenamente en el Espíritu es cuando rendimos todo lo que somos en humildad y fe. Esto significa que hacemos a un lado toda incredulidad, y aún si hubiera algo de esto en nuestro corazón.
Joker es una película importante porque se atreve a seguir la trayectora hermenéutica de las micro-narrativas individualistas, privadas y egoístas del postmodernismo a su última consecuencia…la locura, la soledad, el odio, la venganza, la violencia y la incapacidad de encontrar, aún en el peor de los entornos, circunstancias y vidas, un rayo de esperanza.
Tenemos una esperanza viva para vivir con gozo pleno. ¡Podemos fijar nuestras esperanzas plenamente, con gozo celestial, en Cristo, tanto que seamos así las personas mas libres sobre toda la tierra!
¿por qué si estoy gozoso de la salvación que se me ha sido dada, sigo reaccionando con enojo? Mientras el pecado esté en nosotros, la ceguera espiritual nos seguirá engañando con pensamientos como el que nuestro enojo es justificado; Romanos 5:21.
Mientras que sigamos aferrados a vivir para nuestra propia pecera, nuestro propio mundo, nuestra propia gloria, lo único que un Dios amoroso y soberano puede hacer para nuestro propio bien, es permitir esas circunstancias difíciles en la vida para rendirnos de una manera completa y de corazón a Él. ¡Ahí entendí a través de otra perspectiva el sufrimiento! Él no quiere darnos algo impersonal llamado felicidad, Él quiere darnos su mismísima presencia, en donde al final de todo hayamos plenitud.
Muchos de nosotros despreciamos las enseñanzas de salud, riqueza y felicidad de los televangelistas estadounidenses y sus perniciosas contrapartes británicas, como una escandalosa blasfemia. La idea de que el cristianismo, en cuyo centro se encuentra el Siervo Sufriente, el hombre que no tenía dónde recostar la cabeza, y el que era obediente a la muerte, incluso la muerte en la cruz debe usarse para justificar la avaricia idólatra de los occidentales ricos que simplemente mendigan esta creencia.
El problema no es Dios, ni nuestras circunstancias, sino nuestra limitada humanidad.
Tenemos que darnos cuenta de que no podemos vivir con una rutina que no incluya un tiempo diario e intencional con Dios, en el que oremos y leamos Su palabra, por más que a veces nos engañamos y pensamos que no es indispensable. Sí lo es.