Por Jorge Rivera
Romanos 8.32
Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?
Uno de mis pasajes favoritos de la Biblia se encuentra en Romanos 8.32. Para mí este versículo ha venido a ser de ánimo en cada temporada de tormenta en que puedo estar y estoy seguro que seguirá siendo de ánimo en las próximas tormentas en la que pueda encontrarme.
Me gustaría darte este versículo como un regalo de navidad, se que aun no estamos en esa época, pero imaginemos que sí o si quieres puedo dártelo como un regalo de cumpleaños atrasado, adelantado o incluso si el día que lees este artículo lo es, ¡felicidades! y deseo que disfrutes de este regalo que te doy.
Por sí sola la promesa que vemos en este versículo es tan abarcadora, pero probablemente no lograría convertirse en el versículo más precioso. Hay otros versículos con promesas igualmente de amplias tales como el Salmo 84.11:
Pues el Señor Dios es nuestro sol y nuestro escudo;
él nos da gracia y gloria.
El Señor no negará ningún bien
a quienes hacen lo que es correcto.
También 1 Corintios 3.21–23:
Así que no se jacten de seguir a un líder humano en particular. Pues a ustedes les pertenece todo: ya sea Pablo o Apolos o Pedro, o el mundo, o la vida y la muerte, o el presente y el futuro. Todo les pertenece a ustedes, y ustedes pertenecen a Cristo, y Cristo pertenece a Dios.
No es posible negar el largo alcance que tienen estas hermosas promesas departe de Dios. Pero lo que hace que Romanos 8.32 sea único en su especie es la idea lógica que da lugar a la promesa que allí encontramos, porque esta promesa se hace sólida e inamovible porque viene primeramente de un amor de Dios por ese Hijo suyo (Mateo 3.17).
Romanos 8.32 contiene un fundamento firme y una garantía segura que no cabe ni la más mínima posibilidad de que esa promesa pueda romperse. Esto convierte a esta promesa en una fuerza siempre presente en tiempos de gran adversidad. Si cualquier otra cosa cede o se cae, si cualquier otra cosa nos desilusiona o falla, con todo, esta promesa jamás puede fallar.
Un fundamento.
Este versículo tiene dos partes: un fundamento y una promesa.
La primera parte del fundamento dice: “Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros…” Si esto es verdad, la idea de Dios es que él mismo con toda la certeza dará todas las cosas a aquellos a los que él les entregó a su Hijo amado; lo que significa que toda nuestra esoeranza de recibir de él todas las cosas se basa en la primera mitad de Romanos 8.32.
¿Quién mató a Cristo?
Una vez escuche la historia de que un pastor se encontraba predicando en una prisión y el hizo la siguiente pregunta a los presos: ¿Quién mató a Cristo?.
Algunos dijeron los soldados, otros los judíos, otros que el ser humano, otros que pilato. Después de un silencio, el pastor simplemente declaró: “Su Padre lo mató”.
Y esto es lo que dice exactamente Isaías 53.10 pero lo vuelve a confirmar Romanos 8.32. Dios NO escatimó ni a su propio Hijo sino que lo entregó a muerte. Hechos 2.23 dice:
Pero Dios sabía lo que iba a suceder y su plan predeterminado se llevó a cabo cuando Jesús fue traicionado.
Romanos 3.25 dice:
Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre.
¿Por qué no escatimó Dios a su propio Hijo y lo entregó a sufrimiento?
La respuesta a esta pregunta se da en el versículo en el cual estamos meditando de Romanos 8.32: “No escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros”. En otro lugar Pablo menciona:
2 Corintios 5.21 (NTV): Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.
Dios no escatimó a su Hijo porque era la única manera en que podía librarnos a nosotros. La culpa de nuestro pecado, el castigo de nuestra rebeldía nos hubieran llevado derechito al infierno donde lo único que hay de Dios allí es su ira. Pero Dios no libró a su propio Hijo; lo entregó para que fuera herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades, crucificado por nuestro pecado (Isaías 53.5–6).
Una promesa.
Pablo razona de esta manera: Puesto que Dios no escatimó a su propio Hijo, entonces con toda seguridad él debe y nos dará libremente todas las cosas con él.
¿Por qué ? ¿Cómo está funcionando la lógica de pablo? Hay un nombre técnico para este tipo de razonamiento se llama “argumentar de mayor a menor”. Supongamos que un mismo deseo motiva dos tareas, pero una es muy improbable debido a que el costo es demaciado elevado, y otra es mas probable porque el costo es menor. Si tengo el deseo de realizar ambas tareas y de alguna manera debo realizar la más costosa, entonces es prácticamente seguro que la menos costosa se realizará. Superar los mayores obstáculos nos asegura que superaremos los menores.
Es la misma lógica que Jesús uso cuando dijo:
Mateo 6.30 (NTV): Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe?
Tengamos cuidado aqui. No saquemos la conclusión de que Jesús está argumentando “de menor a mayor”. Si, la hierba es menos que las personas. Pero vestir a la hierba es una cuestión más improbable que vestir a los discipulos. Jesús realmente está argumentando desde lo mayor a lo menor. Dios desea vestir tanto a las flores como a los discípulos.
Así que Pablo razona en Romanos 8.32 de lo más difícil a lo más fácil, de mayor a menor. Si Dios no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, eso que es lo más difícil, lo más grande. Es lo más grande porque Dios amaba infinitamente a Su Hijo. Su Hijo no merecía morir. Su Hijo era digno de que todo ser creado le adorará y no merecía los golpes, insultos escupitajos y tortura.
Entregar a Su Hijo amado (Colosenses 1.13) fue lo más incomparablemente grande. Esto es por la inmensidad del amor que el Padre tiene por el Hijo. Eso hacía que fuera muy improbable que el Padre lo entregara, pero lo hizo. Al hacerlo, mostró que con certeza haría todo lo demás (lo que resultaría fácil en comparación) para darles todas las cosas a aquellos a los que él les entregó a su Hijo.
Por eso digo que la promesa de Romanos 8.32 es tan segura como el amor de Dios por Su Hijo y por eso te la doy como regalo. Él no nos escatimó a su Hijo; y por consecuencia, es imposible que él nos escatime de la maravillosa promesa de que él nos dará todas las cosas.
Pero aquí surge una pregunta con la que me gustaría terminar:
¿Dios nos da todas las cosas en realidad?
¿Que significa la promesa de que Dios nos dará todas las cosas? Una esperanza en que recibiremos todas las cosas no parece estar sincronizada con la realidad que puedas tener hoy en día. Quizás no tienes trabajo, estas padeciendo enfermedad, tu familia está desmoronándose, tu matrimonio es un desastre y pareciera que Dios no está haciendo “efectiva” esta promesa.
Dejame aclararte algo. Lo precioso de esta promesa es que es aplicada a aquellos a quienes dio su Hijo, por tanto si eres hijo de Dios y estás padeciendo todo esto, déjame decirte que hay esperanza. Y si estás leyendo esto y piensas que no eres su hijo, dejame decirte que hay esperanza también.
Para mostrarte esta esperanza veamos un versículo clave que se haya en el versículo previo al que leimos:
Romanos 8.31 (NTV): ¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?
La primera respuesta a esta pregunta es: ¡Mucha gente está en contra nuestra! Es más Jesucristo dijo:
Lucas 21.16–17 (NTV): Aun sus seres más cercanos —padres, hermanos, familiares y amigos— los traicionarán. Incluso a algunos de ustedes los matarán. 17 Todos los odiarán por ser mis seguidores.
Eso implica bastante oposición. Pablo lo sabía. Apenas unos pocos versículos más adelante en este capítulo él dice:
Romanos 8.36 (NTV): (Como dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero»).
Entonces ¿qué quiso decir Pablo con “Si Dios está de nuestra parte ¿quién puede estar en contra nuestra?”? Pienso que lo que él quería decir es: ¿Quién puede estar exitosamente contra nosotros? ¿Que oposición podría estar contra nosotros que el Dios Todopoderoso no pudiera transformar en beneficio? La respuesta es: ninguna. Eso es lo que Pablo se refiere más adelante cuando señala que en tribulación, angustia, persecucion, hambre, desnudez, peligro, violencia:
Romanos 8.37 (NTV): nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó.
Nosotros somos más que vencedores no cuando escapamos de estas cosas, sino al presenciar como Dios convierte a los enemigos de nuestro gozo en sirvientes de nuestro bien.
La esperanza es esta: Dios nos dará todas las cosas con Cristo; incluyendo la muerte:
1 Corintios 3.22–23 (NTV): el mundo, o la vida y la muerte, o el presente y el futuro. Todo les pertenece a ustedes, 23 y ustedes pertenecen a Cristo, y Cristo pertenece a Dios.
La muerte es nuestra; nos será dada no cómo un regalo que podemos rechazar sino como la entrada triunfal a la gloria. No esperes tener la riqueza y paz en este mundo, la promesa de que nos dará todas las cosas es la esperanza de que lo caído del mundo, el dolor, la agonía, desesperación, ansiedad, tristeza algún día acarabarán porque según Romanos 8.32, no sucederá nada en nuestra experiencia como sus hijos que por la gracia de Dios no se convierta en beneficio para nosotros.
Eso es el regalo que quiero dejarte, la esperanza de que en Cristo eres ganador de un gozo y una paz futura, pon tu mirada en eso, pon tu descanso en Él y deja de pensar que este mundo frágil, inestable y caído puede salvarte. ¡Solo Cristo salva!
ACERCA DEL AUTOR
Jorge Rivera
Asociado Editorial
Soy Jorge Rivera nacido en la ciudad de Tampico Tamaulipas México. Estudié una licenciatura en Teología en el Seminario Bíblico Río Grande. Plantando «Ciudad Esperanza» en Garcia Nuevo Leon. Doy clases en la Universidad Cristiana de las Américas donde me encuentro de igual manera estudiando una maestría en predicación expositiva. Casado con Madaí Sotomayor.
Foto por Jess Bailey en Unsplash