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INTRODUCCIÓN
Hoy continuamos con la serie que la semana pasada iniciamos con una breve meditación en el verso 3 del capítulo 12 de Romanos para conmemorar la Santa Cena. Ahora será en los versos 4 al 6 donde mayormente nos centraremos, teniendo siempre en mente quiénes somos: ‘pecadores salvados por la gracia de Dios’.
Antes de comenzar, quiero ponerte en mente lo que meditaba sobre el pasaje que hoy expondré, y quizá te sirva para tener mayor comprensión de él.
No soy muy bueno con los vehículos—nada bueno en realidad—así que cuando abro el cofre de mi auto, lo único que veo es una enorme maquina a la que en mi ignorancia llamo “motor”. Veo solo una pieza enorme, pero ese motor tiene diversos engranes, mangueras, circuitos etc. que deben funcionar de manera unificada para que el auto tenga un buen rendimiento. Al ver la iglesia muchos solo vemos un grupo de personas que se reúnen, pero al igual que yo con el motor debemos ir más allá; no es solo un “grupo de personas” ¡Es un cuerpo! con diferentes miembros a los que les corresponde—porque para eso fueron creados—una función especial.
Esto es un buen ejemplo para lo que Pablo abordará aquí, como los componentes del motor, los individuos de la iglesia deben funcionar unificadamente para tener un sano funcionamiento.
Vayamos a Romanos 12 y continuemos considerando las verdades expresadas aquí. Leamos desde el verso 3:
3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. 4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. 6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
Pablo, después de haber llamado a los romanos a poner los pies en el piso y tener presente el evangelio como nuestra medida de fe por medio de la cual conocemos certeramente nuestra condición ante Dios—pecadores, salvados gracia—prosigue en dirección a dos verdades más que debemos considerar como redimidos, pero ahora con relación a nuestra relación con la iglesia.
La primera de ellas, es que como somos un cuerpo, y como muchos miembros—pero son un mismo cuerpo—así lo es la iglesia. La segunda, es que como los miembros del cuerpo, cada uno cumple un rol en especial, así los individuos que conforman la iglesia poseen diferentes dones—o capacidades—dadas por el Señor, siempre para ser usadas en la edificación y según los propósitos del ‘cuerpo’ y en sumisión a la cabeza.
1. SOMOS UN CUERPO
El verso 4 comienza:
“Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función”
Me imagino a Pablo diciendo “mira somos un cuerpo, pero tenemos muchos miembros ¡No solo somos manos, o pies, u ojos! ¡Tenemos varios miembros!” Presta atención a tu cuerpo, observa tus manos, tus piernas, tus pies, y di: tengo muchos miembros, pero soy un cuerpo.
Debemos pensar en el cuerpo como un organismo unificado, con miembros diferentes, con funciones individuales propias, pero trabajando en un mismo fin.
Hagamos un alto y reflexionemos antes de continuar. Un cuerpo está formado por células, tejidos, órganos, y sistemas—desde lo más pequeño e imperceptible escondido en las profundidades a lo visible ¡Qué gran ilustración! Aunque según varios comentaristas no es propia de Pablo.
Algunos escritores antiguos utilizaron la metáfora para argumentar que el estado político, aunque formado por muchas clases distintas de pueblos seguía siendo una solo entidad. Algunos escritores llegaron a llamar al estado ‘cuerpo’ del Emperador.[1] Por esto, el uso que Pablo hace es excepcional. Cabe mencionar, que esta es una de las analogías más familiares de la biblia, y no solo la encontramos en Romanos, sino en algunas otras de sus cartas. Por ejemplo vayamos a 1 Corintios 12:12:
12 Porque, así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
En Corintios, parece existir el mismo problema que en Romanos 12, algunos de los corintios se jactaban de poseer los mejores dones y eran arrogantes; mientras que en Romanos muchos afirman que Pablo los llama a ‘no tener más alto concepto de sí mismos’ ya que existían rencillas entre judíos y gentiles, eran arrogantes unos hacia otros, y se menospreciaban constantemente. Debido al contexto, pudiéramos decir que los judíos, por un lado, afirmaban ser descendientes del pueblo elegido por Dios, y así menospreciaban a los gentiles sintiéndose superiores a ellos; pero por el otro, los gentiles jactándose de su posición delante de Dios, mientras el pueblo judío rechazaba el evangelio. Ahora podemos entender las palabras del apóstol: no tengan más alto concepto de sí mismos, ante Dios todos somos pecadores, ninguno merecíamos ser salvados; más ahora, somos salvos por gracia, y esto nuca lo debemos olvidar.
En Efesios, el mismo Pablo, desarrolla esta analogía una vez más, y es en Colosenses hablando de la preminencia de Cristo, donde dice:
15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
Cristo es la cabeza de la Iglesia debido a su preeminencia, y por lo tanto la iglesia—el cuerpo—está sujeta a Él. Efesios 5:23-24 hablando del matrimonio Pablo dice que la Iglesia está sujeta a Cristo, el cuerpo a la cabeza, como la esposa debe de estarlo al marido:
23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
El cuerpo está compuesto de varios miembros. Es un conjunto funcional cuyas partes están bajo la coordinación de la cabeza. Una mano separada del cuerpo—y obviamente de la cabeza—se muere.
Esto del cuerpo es sumamente interesante. Me encanta lo que dice Gregory J. Ogden:
“Que la iglesia sea el cuerpo de Cristo, no es una metáfora o una buena ilustración, sino que apunta a una gran verdad: Jesús habita en los miembros de su pueblo y les da de su vida”.
Pero continúa diciendo:
“La iglesia es un organismo divino que de forma místico está fusionado a Cristo, quien está vivo y reina, y que continúa revelándose a su pueblo”.
Esto lo vemos ilustrado en las mismas palabras de Jesús al ir al encuentro de Pablo: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?” ¡Pablo perseguía a la Iglesia, asolaba al pueblo de Dios! y Jesús lo sorprende con estas palabras: “¿Por qué me persigues?” ¡La iglesia es el cuerpo de Cristo!
Eso quiere decir, que todo aquel que se ha arrepentido, y ha depositado su fue en Jesús y ha sido salvado, ha sido unido a Cristo y recibido en la familia de Dios que es la iglesia.
Si recordamos el contexto, todo lo que hemos hablado hasta hoy, implica que el creyente que es transformado por medio de la renovación de su entendimiento, debe pensar sensatamente, sobriamente, no solo sobre sí mismos, sino también en relación al funcionamiento de él en el cuerpo de Cristo, los miembros trabajan y funcionan para sí, siempre en sometimiento a la cabeza.
Nosotros somos parte del cuerpo de Cristo, y todos somos necesarios, fuimos llamados inmerecidamente a este cuerpo y no podemos funcionar independientemente de otros, sea cual sea tu función dentro de la iglesia—como lo veremos en un momento—debes saber que no vales menos, o que no eres más necesario que otros, pero tampoco menos indispensable. Saber lo que somos—como individuos y como cuerpo de Cristo—nos hará funcionar y apreciarnos correctamente.
El verso 5 del capítulo 12 de Romanos dice:
5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
Pablo está entrelazando dos verdades en este pasaje: estamos unidos como miembros, pero somos miembros diversos y, somos un cuerpo pero a la vez, somos miembros unos de los otros.
He escuchado sin fin de ilustraciones de esto, por ejemplo, piensa en un equipo de futbol o de cualquier deporte; no todos son porteros, ni tienen la misma posición. He sabido que a muchos se les complica jugar determinadas posiciones, sin embargo, juegan en donde están cómodos o tienen su destreza, y ahí cada anotación se hace para el equipo. Diversos jugadores un solo equipo.
Vayamos a 1 Corintios 12:20-27 y entendemos esto un poco más, y aunque no tomaremos muchos de ahí, nos servirá para comprender un poco más esto.
20 Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. 21 Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. 22 Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; 23 y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. 24 Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, 25 para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. 26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. 27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
Notemos la unidad, el sometimiento a unos a otros y a la cabeza, el claro concepto de necesidad de unos a otros para un correcto funcionamiento. Concluiré este punto con una experiencia propia.
Déjame te cuento:
Cuando comencé a tocar clarinete, me enfoqué demasiado en la digitación—tener agilidad en los dedos. Cuando veía a alguien lo primero que cautivaba mi atención era eso. Lo mismo pasa cuando vemos aun pianista, nos admiramos de su agilidad. Amigos músicos, cuidaban demasiado sus dedos—para un pianista son casi sagrados. Hasta que comencé a practicar y noté algo más, algo a lo que no le prestaba atención y era más importante: el desempeño de los pulmones y de la vista, etc. ¿imagínate a un clarinetista que tenga problemas en sus pulmones? ¿O un pianista que tenga problemas de la vista y que le impida ver las partituras? Son poco los que piensan en un concierto: “wow que buena vista” cuando el panista está en el concierto. No muchos dicen: “que fortaleza en los labios para tocar así”—al ver al clarinetista. Siempre notamos lo visible, y tendemos a estimarlo y sobre valorarlo, pero hay cosas igual de importantes, que sin ellas sería imposible hacer diversas actividades, en este caso dominar algún instrumento.
De esta misma manera, somos uno, y cuando un miembro está enfermo, todo el cuerpo de duele ¿te ha pasado que tienes una pequeña herida en alguna parte de tu cuerpo? Te sientes mal, incomodo.
Debemos tener en cuenta que no solo estamos hablamos de nuestra iglesia—de la iglesia local—sino de la iglesia universal. Como iglesias debemos aprender a ser un cuerpo, y no esta divididos. Somos diversos miembros, pero un cuerpo, y un cuerpo sometido a Jesús, la cabeza. Esta es la primera verdad.
2. DIVERSIDAD DE MIEMBROS
En esta segunda parte nos centraremos en la diversidad de esos miembros mencionados por Pablo, pero ¿A qué se refiere? Y ¿Cuál es su función? Prestemos atención a los versos 6 al 8:
6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
Dones dados por gracia
La gracia de Dios ha sido dada a todos los creyentes, hemos sido salvados por gracia, pero además cada uno hemos recibido diversos dones. El apóstol utiliza la palabra ‘don’ para referirse a una capacidad impartida por Dios para servir a la comunidad de Cristo de manera precisa y concreta para la edificación de la iglesia. A estos dones se les conoce como “dones ministeriales”.
Un síntoma favorable de una iglesia saludable, es que los individuos ejercitan los dones ministeriales, es decir, cada miembro se preocupa por conocer es su rol y desempeñarlo dentro de la iglesia.
En el verso 6 se nos dice que hay “diversidad de dones”. En 1 de Corintios 12:4 también lo vemos. Esto es una referencia a una pluralidad o variedad de estos dones.
En Corintios la expresión “diversidad de dones” el término que aparece es una palabra compuesta que significa “don de gracia”. No solo somos salvados por gracia, sino que por gracia también recibimos capacidades y motivaciones concretas, únicas para servir a los demás. Los dones son nuestra contribución visible a la salud del Cuerpo de Cristo.[2]
No creo que haya algún hombre al cual no le agrade sentirse útil. Al usar nuestros dones somos edificados. Muchos pensamos que servir en la iglesia es algo tedioso y complicado, o un trabajo duro—y ciertamente hay cosas que requieren esfuerzo—pero, servir con nuestros dones nos será placentero, y agradable, nos sentiremos amados y valorados, y como alguien dijo, es como si Dios dijera: “para eso fuiste creado”.
Cuando vemos la diversidad de dones que el Espíritu Santo ha repartido por gracia eso debe sernos de ánimo. Dios no solo te salvó, sino que también te otorgó alguna capacidad que puedes desarrollar dentro de la iglesia.
Hay varias listas de diferentes dones las cuales no vamos a ver. Pablo no fue exhaustivo en desarrollar cada don, ni en colocarlos en una lista debidamente ordenada, sino que lo hizo e acuerdo a los propósitos que quería dar a su audiencia.
Algunos comentaristas afirman que esta, es una lista de los dones que regularmente se encuentran en una iglesia, es decir, los más comunes. Lo que veo es no una lista que quiera plasmar, sino con el fin de motivarlos a lo que seguramente conocía que poseían, y hacerlo de manera adecuada.
No me detendré en estudiar mucho los dones ya que tenemos una clase donde los desarrollamos, y lo estaremos haciendo poco más adelante en el discipulado, así que demos un vistazo rápido a lo que Pablo dice:
6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
Las expresiones: ‘Si el de’, ‘o si de’, ‘o el que’ nos llevan a realizar una evaluación de sobre la existencia de ese don. Es como decir: “si hay el de profecía” “o el de enseñanza”, para luego motivar a usarlos.
Mientras voy describiendo y definiendo los dones, pregúntate ¿Cuál tengo yo? Y piensa en cómo puedes ejercitarlo dentro de la iglesia.
“Si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe”
Lo primero que nos viene a la mente al escuchar estas palabras, son a esos “profetas” modernos que vemos declarando y decretando, que parecen más agoreros.
¿A esto se refiere o, a ser como alguno de los profetas del Antiguo Testamento? ¿Cuál es ese don de profecía entones?
La profecía en el NT podía incluir predicciones acerca de futuro, pero esto no define su carácter esencial. En términos más amplios, en el NT la profecía implica anunciar a la comunidad la información que Dios le ha revelado a un profeta para la edificación de la iglesia. [3]
Un profeta es alguien que discierne y expresa la verdad que viene de Dios para exhortar, edificar, y consolar a la iglesia o para abrir los ojos de los creyentes para que estos vean la verdad.[4]
Pablo dice: si hay don de profecía, úsese conforme a la medida de fe. Me inclino a creer que lo que trata de expresar va de la mano con ‘la medida de fe’ del verso 3. Por lo tanto, puedo decir que, este es un llamado a asegurarse de que las palabras de quien ejerza el don de profecía correspondan adecuadamente a su fe y conocimiento de Cristo.
No hay que irnos a lo místico u oculto, sino pensemos en un hermano maduro—como lo decíamos—que, en medio de una plática, él te aconseje y guie a determinados asuntos, simplemente con un: “a mí me parece que debieras hacer esto”, con un discernimiento de la Palabra de Dios aplicada a tu situación, y a través de eso recibas dirección.
Antes de continuar quiero aclarar que nosotros no creemos en que existan actualmente profetas como los que hubo en el AT o NT, pero podríamos de cierta manera concebir a hermanos, maduros en la fe con un discernimiento que, de manera humilde, y sin alardes de poder, puedan ellos exhortar mediante el conocimiento bíblico acerca de alguna situación específicas, guiados siempre por el Espíritu Santo.
Pero no solo es este don, sino que el texto sigue:
7 o si de servicio, en servir;
La raíz de esta palabra en griego, originalmente era usada para referirse al ‘servir a la mesa’. Es un servicio a los demás de carácter personal, y con un carácter de sumisión o falta de status.
Esto nos recuerda a las palabras de Jesús: el Hijo de Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mt. 20:28).
Si alguno tiene ese don, úselo en servir—dice Pablo—reconózcalo y sirva con corazón humilde.
“O el que enseña, en la enseñanza”
Esta es una referencia al maestro. También se usa en Efesios y tienen que ver con el habla y el fin es exhortar a la iglesia, no es comunicar nuevas revelaciones, sino el evangelio tal y como lo ha preservado la iglesia.
¿Alguno tiene el don de enseñanza? Úselo.
“El que exhorta, en la exhortación”
La palabra exhortación también puede traducirse como alentar o animar. Que este citado después del de maestro, hace que pueda referirse a ‘alentar a vivir conforme al evangelio’.
¿Alguno tiene el don de exhortación? Úselo.
“El que reparte, con liberalidad”
‘El que comparte’ puede referirse a quien distribuye los recursos de la iglesia o los propios. El que comparte, hágalo generosamente. Esta es una exhortación de Pablo a aquel que da, lo haga con sinceridad y sin segundas intenciones.
¿Alguno tiene este don? Dé, dé con generosidad.
“El que preside, con solicitud”
Otras versiones traducen esto como “el que dirige” alguien que está poniendo orden u ordenando para algún trabajo. Es como un supervisor, un anciano que está cuidando el buen funcionamiento de algún área o trabajo. El exhorto es a hacerlo con diligencia—con solicitud.
“El que hace misericordia, con alegría”
Aquí vemos un ministerio de forma muy general, incluye todo lo que conlleva a hacer misericordia a los demás, como: visita a los enfermos, el cuidado a los ancianos y discapacitados, y proveer para las necesidades materiales de los pobres. Quien tenga ese don, úselo, hágalo con alegría.
CONCLUSIÓN
Son 7 dones que Pablo plasma, y considero que son los dones más comunes dentro de la iglesia. Seguro que mientras los describía pudiste identificar a alguien con alguno, o varios, o tú mismo identificaste los tuyos.
Debemos conocernos, conocer quiénes somos respecto al evangelio y que función tenemos dentro de la Iglesia. No podemos ser todos manos o pies, no podemos ser todos de los que den, o de los que hagan misericordia, ¿te imaginas si todos enseñáramos? En la iglesia somos uno, somos el cuerpo de Cristo, estamos en sumisión a él, pero además somos diferentes. Dios nos creó así, él nos capacitó y lo seguirá haciendo, así que oremos y pidamos a Dios que él nos permita integrarnos d manera activa dentro de su iglesia, y que lo hagamos para su gloria.
Recuera, somos diferentes, pero somos uno, y todos somos pecadores salvados por gracia. Oremos.
[1] Comentario Douglas J. Moo NVI, Pag. 339.
[2] Manual de Discipulado por Gregory J. Odgen
[3] Comentario de la Epístola de Romanos por Douglas J. Moo, Editorial CLIE, Pag. 840.
[4] Manual de Discipulado por Gregory J. Odgen, Pag. 248.
Sermón predicado el Domingo 4 de febrero de 2018.
Fotografía Unsplash
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