Por Eunice Arguelles
Efesios 4:7-25
Es una realidad que cuando el Señor nos escoge desde antes de la fundación del mundo para ser llamados sus hijos, ya tiene preparado el don que será impartido por el Espíritu Santo según su voluntad. Así como al sembrar una semilla y sabes qué fruto esperar con el tiempo, Dios al ser hacernos sus hijos desea ver la manifestación de su gloria en cada uno de nosotros y si ese don no es manifestado algo anda mal.
En la vida pasada, cuando vivíamos en el mundo, no se podía esperar mucho de nosotros; la verdad estaba velada y nuestro espíritu no tenía vida, por lo tanto, ninguna posibilidad de anhelar la manifestación de la gloria de Dios. En cuanto la luz de Cristo llega a nosotros y da vida a nuestro espíritu empezamos una carrera en la que vamos a pasar por exactamente los escenarios que necesitamos para llegar a ser las personas que Dios necesita que seamos, con ciertas cualidades, con cierto carácter, pero siempre con un propósito: la edificación del cuerpo de Cristo para la gloria de Dios y de su reino. Dios no hace las cosas al azar, por algo dice Efesios 4:11 y 12 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,”.
Conforme vamos creciendo y conociendo la anchura, longitud y la profundidad del amor de Cristo, es inevitable que al ser llenos de su plenitud, los dones espirituales sean visibles y que nazca en nosotros el deseo de servirlo; es como cuando un vaso es llenado más allá de su capacidad, inevitablemente se desborda y está listo para ayudar a llenar a otros vasos. Más adelante podemos leer en Efesios 4:14 que si no estamos en este proceso de crecimiento y de la manifestación de la gloria de Dios a través de los dones es porque nos estamos quedando como niños sin desarrollo, que pueden ser engañados pues no hay una firmeza en Cristo.
En varias partes de la biblia son mencionados los dones y los ministerios (Efesios 4:11, Romanos 12:6-8 y 1 Corintios 12:7-10, 12:28-30), y en todas se menciona la unidad y la edificación del cuerpo de Cristo, y que el Espíritu Santo es el que reparte como Él quiere y sabe que es mejor, ¿no deberíamos de anhelar como iglesia poder dar la gloria a Dios por medio de los dones que nos han sido obsequiados con tanto cuidado y amor? Necesitamos tener mucho cuidado de no menospreciar la obra de Cristo y de su Santo Espíritu en nosotros, que lo han dado todo para darnos un lugar tan especial. Cada día es nuestra responsabilidad reflexionar delante de Dios, ¿realmente estoy usando los dones que Dios me ha dado para su gloria? Esto implica estar en el lugar correcto, en el momento correcto, haciendo la voluntad de Dios.
Es verdad; así es; y como dice la Escritura en 2 de Tesalonicenses 3:1, seguiremos intercediendo, para que la palabra del Señor siga corriendo y siendo glorificada; así como lo fue entre nosotros
De acuerdo contigo y gracias a Dios por qué nos permitieras compartirnos este devocional, es cierto, y muchas veces nosotros mismos ponemos barreras para no permitir que Dios nos guie hacia esos dones que nos permitirán tenerte un crecimiento para con el.
Eunice, gracias por el devocional que compartes, debemos gradecer los dones otorgados por Dios!!!